Balanza Comercial y oportunidades del agro argentino en el mercado asiático

Por: Ignacio Vaquer

Introducción

Argentina hace años que viene luchando contra un número de problemas que impiden un crecimiento sostenido de la economía que derive en el desarrollo real de todas las capacidades que poseemos tanto en materia de recursos naturales como humanos. Dentro de estos problemas se identifica uno en particular que su permanencia a lo largo del tiempo ha originado descalabros macroeconómicos que desestabilizan muchas variables de la economía argentina y no nos permiten llegar a ese necesario crecimiento económico productivo que se materialice en el rescate de millones de personas de la pobreza. Me refiero a la crisis del sector externo que sufrimos desde hace ya varias décadas a esta parte, es decir la imposibilidad de generar dólares al ritmo que la economía necesita para crecer sostenidamente y no seguir cayendo en fases de insostenibles de stop & go. Si bien existen distintas variables que podrían llegar a solucionarlo el presente artículo abordará la más importante de ellas: la generación de riqueza y la explotación sustentable del suelo que se traduzca en un aumento de las exportaciones de forma sustancial que engrose las reservas del país. Esto servirá para salir de la inestabilidad macroeconómica con la que Argentina convive hace años, se generen nuevos y mejores puestos de trabajo para que finalmente bajen los alarmantes niveles de pobreza que tenemos hoy.

Situación actual

El complejo exportador más importante del país, la agroindustria, tiene un grandísimo potencial que aún no llega a ser aprovechado al máximo. Dos acontecimientos históricos como son, por un lado, la guerra comercial entre Estados Unidos y China  y, por el otro, la invasión rusa de Ucrania ha profundizado el problema recién mencionado ya que es muy difícil contentar a occidente al mismo tiempo que se mantienen buenas relaciones con Rusia y sus aliados. Esto ha generado un quiebre entre Occidente y los mal denominados países del tercer mundo, lo que presenta una oportunidad única para la Argentina de actuar con un pragmatismo modélico que saque los frutos de este nuevo paradigma de cooperación Sur-Sur. 

No solo esto, los países beligerantes son dos de los mayores productores y vendedores de materias primas agropecuarias. Por ejemplo, en el caso de Ucrania, la campaña 2020/2021 lo ubicó como el cuarto exportador mundial de maíz con 24 millones de toneladas; el cuarto exportador de cebada con 4,2 millones de toneladas; y el sexto exportador de trigo con 20 millones toneladas. Mientras que Rusia se posicionó como el primer exportador a nivel mundial de trigo con 32,9 millones de toneladas, aunque posee una cuota de mercado de las exportaciones de maíz de apenas el 3%. Por otra parte, el gigante es también el mayor proveedor internacional de fertilizantes. En cuanto al aceite de girasol, ambos países combinados representaron el 78% de la oferta mundial (FAO, 2022). 

Estos números son claves para tener una mayor comprensión de las devastadoras consecuencias de la invasión rusa a Ucrania. Actualmente, en plena guerra, los niveles de producción han sufrido numerosos golpes en comparación con los números recién observados. Según las estimaciones de la FAO, el trigo sufrirá una baja en la exportaciones de 5 millones de toneladas en Ucrania y de 3,5 millones en Rusia. Los cereales secundarios por su cuenta tendrán una reducción de exportaciones de 12,5 millones de toneladas en Ucrania y de 2 millones en Rusia (FAO, 2022). A las problemáticas propias de la guerra y los esfuerzos para continuarla, se suma en Ucrania la probable destrucción de infraestructura agroindustrial que podría agravar la situación. Es por eso que aquellos Estados que son importadores de estos productos están buscando nuevas relaciones para satisfacer sus demandas internas. 

El mercado asiático, ¿una oportunidad?

Frente a este escenario, Argentina puede ocupar parte de ese rol y, en base a una eficiente diplomacia comercial hacia el exterior e inversiones productivas en su interior, agrandar la producción, engrosar las exportaciones y, por consiguiente, tener una balanza comercial aún más favorable. En este sentido, el Asia-Pacífico hoy es la región en donde se concentran los movimiento geopolíticos de las dos potencias, pero no solo eso, sino que muchos de sus países registran crecimientos notables en los últimos años y, por lo tanto, gozan de una clase media en franca expansión que demanda más y más bienes de origen agropecuario. Según datos del Banco Mundial, para 2021 y con el mundo aun levantándose de la pandemia, la región creció a un ritmo del 5,7%. Asimismo, se debe destacar que, en el año 2020, mientras la mayor parte de las economías del mundo caía de forma estrepitosa, esta región en su promedio solo sufrió una caída de apenas el 0,176%, cifra extraordinariamente menor. 

En cuanto a las características de la región, el crecimiento está notablemente liderado por China que viene con una expansión económica sostenida de hace 30 años por arriba del 6% (exceptuando el año de pandemia con un 2%). No obstante, más allá del gigante asiático hay otros países que han tenido resultados muy buenos como Singapur (7% en 2021), India (casi 9% en 2021 y por arriba del 6% ente 2013 y 2018), Bangladesh (por arriba del 5% entre 2004 y la actualidad excepto 2020), Vietnam (arriba del 5% entre 1988 y la actualidad salvo 2020 y 2021), Indonesia (por arriba del 3% desde el 2000 hasta la actualidad) y así podríamos continuar por un buen rato (Banco Mundial, 2021). Ahora, si bien Argentina hoy encuentra en India, Vietnam e Indonesia a tres de los diez principales destinos de las exportaciones del país (INDEC, 2022), el potencial para aumentarlas es aún mayor. 

Asimismo, cuando hablamos del producto por excelencia que lidera las exportaciones argentinas (la harina y los pellets de soja), Malasia aparece, con un total de 546,65 millones de USD FOB y una incidencia del 4,46% del total, como uno de los principales importadores de dicha mercancía. Es en este producto donde Argentina es un jugador fundamental, siendo para el año 2019 el cuarto exportador más importante a nivel mundial (OIL WORLD, 2021). La ventaja comparativa del país en cuanto a la harina y pellets de soja es que lo que se consume internamente es mínimo, por lo que casi la totalidad de la producción es para exportación, mientras que en Asia es un producto con una demanda impresionante. Es por eso que Vietnam e Indonesia fueron dos de los principales compradores el año pasado con el 12,20% y 11,70% de incidencia respectivamente. China en el mismo año ocupó casi el 30% de la producción mundial del mismo, pero a diferencia de Argentina, su destino es el consumo nacional. También se encuentra en Corea del Sur a otro actor importante en la balanza comercial ya que el resultado del intercambio bilateral arrojó en 2021 un superávit a favor del país por más de mil millones de dólares (INDEC, 2022).

Vistas a futuro

            Por otra parte, la firma del RCEP (‘Regional Comprehensive Economic Partnership’ por sus siglas en inglés), el acuerdo de libre comercio más importante por volumen comercial, cantidad de personas involucradas y algunas de las economías más avanzadas del mundo, presenta una oportunidad muy importante debido a la buena relación que mantenemos con sus socios, sobre todo con China y los países mencionados anteriormente. Otra de sus partes firmantes, Australia, en el último tiempo ha tenido roces al más alto nivel institucional con el gigante asiático debido a diferentes temáticas. En este escenario, su posición como un aliado importante de Estados Unidos y el Reino Unido hasta la guerra en Ucrania o en cuestiones de seguridad y la exclusión de compañías chinas de la red 5G australiana, hicieron temblar las exportaciones agropecuarias australianas, sumado a varias sequías que azotaron el país en los últimos años. Hay que tener en cuenta que China es el principal destino de las exportaciones australianas (alrededor del 30% del total) y, por lo tanto, seguir de cerca las rispideces entre estos países y llevar a cabo una correcta diplomacia comercial podrían derivar en que la Argentina ocupe ese espacio, al menos en lo referente a carne vacuna o trigos y cereales. 

Asimismo, el acuerdo de Argentina y el gigante asiático para que el primero forme parte de la Ruta de la Franja y la Seda ha cimentado las bases para seguir construyendo hacia adelante la relación con China en una gran variedad de rubros. La iniciativa impulsada por Xi Jinping, que intenta emular la ruta antigua que convirtió a China en una potencia cientos de años atrás, es de igual manera un acontecimiento revolucionario. En el marco del proyecto, el país asiático invertirá grandes sumas de dinero a lo largo y ancho del mundo para obras de infraestructura pública, eléctrica, comercial, de transporte, etc. En el caso de Argentina, el estado ya tiene comprometidos al menos 23 mil millones de dólares en inversiones productivas y en financiamiento para desarrollos locales en infraestructura y energía principalmente. El litio de Catamarca, el reacondicionamiento del Belgrano Cargas y la puesta en funcionamiento de una central nuclear en la Provincia de Buenos Aires, son algunos de los proyectos que se pondrán en práctica en el marco del memorando firmado entre las dirigencias tanto de Argentina como China. Seguir en esta senda de acuerdos económicos es fundamental para ampliar la oferta exportadora del país hacia ese continente. 

El otro gigante de Asia es India, quien decidió no formar parte del RCEP por razones domésticas. La democracia liberal más grande del planeta es un socio de muchísimo peso para Argentina, siendo el cuarto socio comercial en el año 2021 con una cifra récord mayor a 5600 millones de dólares que se espera sea superada este año con un intercambio alrededor de los 7 mil millones. Además, otro dato importante es que la balanza comercial bilateral arroja datos muy positivos a favor con un superávit de casi 3mil millones en 2021, convirtiéndose en el segundo más importante para las cuentas nacionales. 

Ya en abril de este año en una visita del canciller Cafiero el presidente indio Narendra Modi había aceptado elevar la importación de harina de soja a 550.000 toneladas. En esta reunión se tocaron también otros temas de vital relevancia como la seguridad alimentaria y la agroindustria en los que ambas partes son jugadoras de peso, ya sea por oferta como por demanda. Asimismo, el mandatario ratificó el apoyo al ingreso de la Argentina al BRICS. Es menester recordar que hasta la firma este año del Tratado de Libre Comercio entre el MERCOSUR y Singapur, el otro único TLC que tenía Argentina (por dentro del bloque regional) con otro país asiático era justamente aquel firmado con la India durante la presidencia de Néstor Kirchner, pero el cual contiene un número muy acotados de productos. Incluso durante el 2019 se intentó ampliar el TLC, pero no hubo muchos avances en ese sentido ya que se continuaron las negociaciones por otros medios. Seguir implementando desde el MERCOSUR como bloque tratados que pragmáticamente beneficien a la Argentina – y al bloque en general – es fundamental para construir alianzas que a futuro potencien al país y se traduzcan en ganancias materiales que mejoren el bienestar de la sociedad.

            Argentina se posiciona como uno de los países líderes en biotecnología aplicada al agro. En los últimos meses la producción argentina de soja con tecnología HB4 (resistente a la sequía y a la salinidad) mediante la empresa Bioceres, recibió la aprobación del organismo de control chino, lo que promete ser un antes y un después para la producción agrícola en cuanto a las exportaciones a aquel país y esperando que más organismos de otros países se sumen a la decisión. Esta nueva semilla permitirá expandir la frontera agrícola en el país, ser más eficientes en la producción y posicionarnos aún más en la vanguardia biotecnológica del sector agroindustrial. Mismo camino está realizando el trigo con tecnología HB4 que se espera sea aprobado de acá a un tiempo. Es necesario seguir fortaleciendo los vínculos con la región de esta manera por la incidencia que la misma ya tiene en el presente, pero aún más por la que tendrá en el futuro. 

Conclusión

Como reflexiones finales podemos decir que el desafío al que se enfrenta el país es realmente complicado ya que el lugar de peso que se desea ocupar en la arena internacional también lo quieren otros países que producen y exportan los mismos productos que Argentina. El desafío justamente está en ser aún más atractivos mediante la estabilización macroeconómica, la seguridad jurídica y una burocracia acorde a las inversiones locales y extranjeras. Lo conseguido hasta ahora es muy importante en lo referente al comercio con la región del Asia-Pacífico, pero aún queda mucho por realizar, pero para eso es primordial que la clase dirigente tenga una vista pragmática a largo plazo que mediante la diplomacia comercial con la mayor variedad posible de países aumente considerablemente las exportaciones, engrose las reservas y dejemos de sufrir la restricción externa que impide el crecimiento.

Oportunidades de acercamiento con la región como la Iniciativa de la Franja y la Ruta o las excelentes relaciones que se obtuvieron en el último tiempo con distintos países asiáticos marcan el camino correcto hacia un futuro promisorio en el mediano y largo plazo. Como ya se ha mencionado, el ascenso en el poder adquisitivo de millones de personas en los países asiáticos que engrosa la clase media demandante de productos primarios es una excelente salida para el sector agroindustrial nacional. Sería muy importante en lo posible agregarle valor a los productos primarios argentinos que se dirigen a esa región para así generar un ingreso aún mayor de divisas ya que actualmente la gran mayoría de lo que se envía al mercado asiático sale con nulo o poco valor agregado. El potencial es enorme y depende en gran medida de las habilidades de los dirigentes. 

Bibliografía:

– Banco Mundial (2021). Datos de página web oficial del Banco Mundial . Disponible en: https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=MY&most_recent_value_desc=true

–  FAO (2022). CL 170/6 – Repercusiones del conflicto entre Ucrania y la Federación de Rusia en la seguridad alimentaria mundial y asuntos conexos en relación con el mandato de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

– INDEC (2022). Informes técnicos. Vol. 6, nº 12, Comercio exterior. Vol. 6, nº 1, Intercambio comercial argentino, Cifras estimadas de diciembre de 2021. Disponible en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_01_223173EDC303.pdf

– Oil World (2019). Extraído de la Bolsa de Comercio de Rosario. https://www.bcr.com.ar/es/mercados/investigacion-y-desarrollo/informativosemanal/noticias-informativo-semanal/breve-0