Cadenas de Valor Agroalimentarias: una oportunidad para la economía argentina

Por: Florencia Carreño

A partir de la liberalización del mercado internacional en los años 70, se intensificaron los intercambios comerciales y financieros a nivel global. Esto representó una oportunidad de inserción para los diferentes países en el mercado internacional, aprovechando sus recursos y desarrollo económico productivo para integrarse en las cadenas agregadas de valor. El desafío fue y sigue siendo decidir en qué productos especializarse. La principal disyuntiva históricamente oscila entre el desarrollo de la industria manufacturera o del sector agroalimentario, también llamado primario.

El posicionamiento de un país en el comercio internacional puede comprenderse observando la composición de la matriz exportadora. Según los datos publicados por el INDEC, en el 2021 las exportaciones argentinas estuvieron compuestas principalmente por; productos vegetales (25,37%), productos de las industrias alimentarias (19,95%) y grasas y aceites animales y vegetales (11,16%).

Naturalmente, las condiciones geográficas de la gran mayoría de los países de América Latina favorecen la producción de este tipo de productos como la soja, el maíz y el trigo. Son estas ventajas comparativas naturales las que históricamente inclinaron la especialización de nuestro país agroexportador. 

Sin embargo, hoy en día esto no es solo debido a las condiciones nativas de nuestro territorio. A partir de los años 90 la productividad de las tierras pampeanas se vieron potenciadas por la inclusión del paquete tecnológico, introducido por grandes empresas multinacionales con insumos como; semillas transgénicas; sistemas de riego irrigado y nuevos fertilizantes, que permitieron también incorporar al sistema productivo tierras antes consideradas marginales, con menores dotes para la producción agrícola. Hoy en día el sector dista bastante de la concepción de que la agricultura está tecnológicamente rezagada, con escasa innovación y que no genera buenos ingresos para la población. 

Ahora bien, esta disyuntiva está en vista de la agenda del gobierno y el sector privado porque es a través de las exportaciones la forma en la que se registran ingresos de divisas, esenciales para sostener la importación de bienes, la credibilidad del tesoro nacional y la recurrente deuda externa. Es por eso que cualquier cambio que afecte este sistema, puede representar un giro vertiginoso en el sostén de las finanzas públicas y la disponibilidad de divisas en el mercado interno.
En el 2021 se registró un ingreso de 77.934 millones de dólares, mientras que las importaciones alcanzaron los 63.184 millones. El carácter de las importaciones también arroja una clave sobre la estructura productiva nacional. En el mismo informe del INDEC; para el 2021 se registraron niveles de importación mayormente compuestos por máquinas, aparatos, material eléctrico y sus partes (25,6%).

Es notable a primera vista la diferencia entre las ganancias que se podrían alcanzar siguiendo un esquema industrial especializado, como el de Alemania, en contrapartida del agroexportador de productos primarios debido a los precios y márgenes que ponderan ambos casos.

Aún así, por más de que el resultado en el presente año sea superavitario, no es lo suficientemente voluminoso como para resolver los problemas en agenda del Tesoro Nacional. La solución podría encontrarse en la disminución de los egresos de divisas o pagos de intereses de deuda o bien aumentar los ingresos de las mismas a través del canal comercial. 

La primera opción solo deterioraría la situación ya que renunciar al financiamiento y compra de insumos para la producción nacional significa profundizar aún más la brecha entre Argentina y los países con mayor avance en la escala del desarrollo en sus estructuras productivas.

Queda entonces la opción de aumentar los ingresos de dólares mediante exportaciones, que podría darse a través de un aumento de la producción agropecuaria, la cual se ha estado dando continuamente con las implementaciones tecnológicas mencionadas, o más bien cambiando la composición de la matriz. Sin duda, la opción más interesante para fortalecer la competitividad en el mercado internacional es la inserción de Argentina en las cadenas de valor agroalimentarias globales (CAA), integrando a su vez las diferentes regiones productivas interiores.

Estas cadenas son actividades coordinadas de producción y adición de valor necesarias para elaborar productos alimentarios de manera descentralizada en una escala internacional (FAO,2022). Si bien ya se registran casos de pequeñas empresas (PyMEs) que optaron por profundizar el desarrollo y sofisticación del valor agregado de sus productos, la oportunidad es aún incipiente para la totalidad de la economía. El objetivo es entonces modernizar, industrializar y desarrollar el procesamiento industrial de esta materia prima agrícola a través de variadas estrategias de diferenciación y mejoras de atributos como gusto, tamaño, refinamiento y certificados ambientales. Esto significa que es preferible exportar productos diferenciados con un mayor valor de elaboración que los commodities, insumos meramente direccionados a la producción industrial. Ejemplos de estos productos que permiten posicionarse mejor en el mercado son los aceites refinados, los vinos varietales (producidos con una sola variedad de uva), los productos orgánicos (snacks, congelados, dulces) y hasta incluso comidas kosher (Alvarado Ledesma, 2004).

Estos productos requieren un mayor procesamiento que solo la cosecha y empaquetado, como más bien se viene practicando hasta el momento, pero nos asegurarían un mayor ingreso de divisas fruto de una mayor demanda internacional de productos de calidad superlativa con mejor posicionamiento. Esta industrialización intermedia en las cadenas de valor agroalimentarias representa un esfuerzo y desafío para el escenario en el que nos encontramos, ya que se requiere un trabajo de integración regional continua e inversión constante en sus diversos eslabones.

Una de las características de las CAA es que tienen una importante cobertura geográfica nacional, y son un motor fundamental de equidad territorial (Bisang, 2015). El 74,6% de la actividad se encuentra concentrada en Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba y Entre Ríos. El objetivo es entonces superar esta heterogeneidad entre las distintas provincias, potenciando las economías regionales según sus características naturales. Según Eric Parrado, Economista en Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, un elemento muy importante y atractivo del sector de agronegocios es su capacidad de integrar  en  las  cadenas  de  valor  modernas  a  los  pequeños  productores,  muchos  de ellos de comunidades indígenas o de la agricultura familiar campesina.  Para ello se deben desarrollar y proveer las herramientas, insumos y maquinarias necesarias, además del sistema de transporte para asegurar la oferta en distintos centros de consumo y distribución. Se necesita tanto apoyo del sector privado como del público para coordinar la construcción de este nuevo sector.

Teniendo en cuenta que las cadenas de valor agroalimentario representan la mayoría de las exportaciones argentinas, esta es una oportunidad excelente para potenciar en el corto o mediano plazo los ingresos de divisas necesarios para sustentar el crecimiento y desarrollo de la estructura productiva. La opción más eficiente ya no es la transformación estructural hacia una industria manufacturera, sino que hay un escenario intermedio, que es la integración a las CAA mediante la tecnificación del sector agropecuario, que ofrece un futuro prometedor. Queda entonces pendiente, para el largo plazo, una futura industrialización y tecnificación profunda que permita fomentar el ingreso de divisas a través del descenso del peso en las importaciones en nuestra balanza comercial. Esto requeriría inicialmente de un mayor ingreso de divisas para financiar el crecimiento industrial, que serían alcanzadas a través del nuevo esquema coordinado con las CAA.

Bibliografía

  1. INDEC, Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2022, 18 agosto). INDEC – COMEX Argentina [Conjunto de datos]. https://comex.indec.gob.ar/_ga=2.195479724.1044412544.1660843591-530854430.1626364128#/products
  2.  ¿Qué es el desarrollo de cadenas de valor alimentarias sostenibles? (s. f.). FAO | Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Recuperado 18 de agosto de 2022, de https://www.fao.org/sustainable-food-valuechains/what-is-it/es/
  3.  Alvarado Ledesma, M. (2004). Agronegocios – Empresa y emprendimiento. El Ateneo.
  4. Secretaría de Agroindustria. (2015). CADENAS DE VALOR AGROALIMENTARIAS EVOLUCIÓN Y CAMBIOS ESTRUCTURALES EN EL SIGLO XXI. https://www.institutoideas.com.ar/wp-content/uploads/2020/07/Cadenas-Agroalimentarias-en-Arg.pdf