Litio: expectativas y consensos

por Matías Chiampan

En las últimas décadas, el litio cobró relevancia como material estratégico en el mundo. Si bien no se trata de un material escaso, la demanda está en ascenso: es indispensable para la fabricación de baterías y de automóviles eléctricos, paradigmas del futuro de la industria y la movilidad sustentable.

En este contexto, Argentina se posiciona en un lugar favorable junto con Chile y Bolivia, con quienes conforma el llamado triángulo del Litio. La conformación de este triángulo se debe a que es el espacio geográfico donde se encuentran el 80% de las reservas mundiales de este recurso, ubicándose la Argentina como el tercer productor mundial, después de Australia y Chile. Esto nos permite suponer que nuestro país se encuentra en una situación más que venturosa, aunque se generen expectativas que superen la capacidad de producción argentina. 

El litio (crudo) debe pasar por varios procesos hasta convertirse en las baterías comercializadas; y los diferentes pasos se encuentran distribuidos por el mundo. En Argentina, el litio se extrae principalmente de salares. La salmuera pasa por un proceso de evaporación que dura varios meses, y una vez que la concentración de litio aumenta, se pasa a un proceso para obtener carbonato de litio. Este es el componente que finalmente se exporta para ser industrializado. Si bien los tres mayores exportadores de litio se encuentran en el hemisferio sur (Australia, Chile y Argentina), las fábricas donde estas materias primas se industrializan se encuentran en el hemisferio norte, principalmente en Asia, con China como actor más importante, Estados Unidos y Europa en tercer lugar (Obaya y Cespedes, 2021). 

En términos generales, los países australes principalmente proveen los insumos primarios para las cadenas o redes globales de valor, Se pierde en ese intercambio la posibilidad de agregarle valor al recurso que su geografía les regala. En el caso del litio, esta aparente oportunidad que nuestro país se pierde ha despertado entusiasmos diversos, y amplias expectativas, que si no se articulan de una manera organizada pueden terminar siendo contraproducentes. 

Si el objetivo es aprovechar la amplia disponibilidad del litio, sin limitarse a exportarlo crudo, e introducirse en la cadena de agregación de valor, Argentina tiene que tomar medidas estratégicas que no siempre coinciden con lo que el sentido común indica. Obaya (2021) describe y compara las estrategias de explotación del litio en los tres países del triángulo. Con estrategias distintas (y hasta opuestas), Chile y Bolivia coinciden en un plan centralizado y nacional de explotación del recurso. Sin embargo, Argentina se mantiene aún sin una ley nacional específica que lo regule y, en consecuencia, permita un proyecto de desarrollo con coordinación federal. 

En cuando a las iniciativas a nivel provincial vigentes, en la Legislatura de Jujuy, un proyecto de declaración contra la nacionalización del litio espera ser aprobado. El proyecto se ampara en el dominio de origen de los recursos de las provincias y con la centralidad que el gobierno provincial tiene por la explotación del recurso. Por otra parte, en la Cámara de Diputados de Salta hay un proyecto de ley que pretende prohibir la salida del territorio provincial del “recurso natural litio, la salmuera de litio, el carbonato de litio y cualquiera de sus derivados (…) sin haber sido aquellos sometidos a un proceso de industrialización y agregado de valor hasta el producto final dentro del territorio provincial.” Como argumenta Obaya, la ausencia de un plan nacional unificado fomenta la promoción de este tipo de leyes parciales que, no colaboran de manera conjunta para el progreso de la región. El segundo proyecto refleja las aspiraciones que este tema despierta, y lo lejos que se encuentran de la realidad. Intentando plantear objetivos claros, Obaya (2021) reconoce que los países exportadores de litio tienen la posibilidad de dedicar mayores esfuerzos “aguas arriba”, es decir, en los pasos inmediatamente posteriores a la extracción del litio del salar. Argentina exporta carbonato de litio que tiene que volver a ser procesado para que tenga pureza suficiente para ser utilizado en una batería, de hecho, en 2020 Argentina exportó salmuera sin procesar.

El desarrollo productivo no solo necesita de infraestructura y capital, existen condiciones que preceden a las inversiones, al potencial geográfico y al conocimiento técnico, y moldean los caminos posibles. Una cuota de acuerdo político es imprescindible entre las provincias afectadas y el Estado Nacional. La concordancia allana el camino y los proyectos avanzan. Sin ser excesivamente ambiciosa con las propuestas, Argentina puede lograr aprovechar esta oportunidad de crecer en la explotación del litio. 

Fuentes

  • M. Obaya y M. Céspedes, “Análisis de las redes globales de producción de baterías de ion de litio: implicaciones para los países del triángulo del litio”, Documentos de Proyectos (LC/TS.2021/58), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2021.
  • Obaya, Martín (2021). Una mirada estratégica sobre el triángulo del litio: marco normativo y políticas productivas para el desarrollo de capacidades en base a recursos naturales. Pensar los recursos naturales como motor de la innovación. Buenos Aires: Fundar