Andrés Fasano Prieto pasó por la Escuela de Gobierno 2021

“Como abogado siempre trató de resolver los conflictos que se plantean. Algunos los agravan y otros que tratamos de resolverlos. Soy tercera generación de abogados. Mi madre fue la primera jueza mujer de la provincia de Buenos Aires. Me crie en un ámbito donde la Justicia era tema cotidiano, donde el léxico difícil de los abogados como sentencias, expedientes, estaba en el día a día. Tal vez porque, además, me llevaba muy mal con las matemáticas, me oriente por el Derecho, porque sigo entendiendo que el Derecho es una herramienta de transformación social. Me duele cuando se critica a la Justicia porque hay mucha gente honesta y honrada que trata de hacer las cosas bien. Lo mismo pasa con todas las profesiones. Creo que el rol que tenemos nosotros, y toda la sociedad argentina, es reivindicar el rol de las instituciones. El Poder Judicial, la Justicia, es uno de los tres pilares de la República, ya lo había dicho Montesquieu. Si no tenemos un buen Poder Judicial no hay posibilidad de progreso”, señaló, a manera de introducción, Andrés Fasano Prieto, en el marco de la quinta y última charla del ciclo “Diálogo y Política”, bajo el título “la importancia del diálogo tripartito”, que organiza la Escuela de Gobierno del Instituto IDEAS.

Luego de trazar un paralelismo entre los cambios producidos durante la Revolución Industrial y los que estamos viviendo en esta pandemia, y de una anécdota personal vivida en los ’90 en el parque Epcot, de Disney, se metió en tema diciendo que “como abogado y como representante de la OIT vemos cómo nos adaptamos a los desafíos que tiene el mundo, partiendo de que, según la OIT, se perdieron por esta pandemia 300 millones de puestos de trabajo. No hubo turismo y esto sumado a la robótica que viene a reemplazar al ser humano, la digitalización, los algoritmos. Y ahora lo relaciono con el título de la charla que es el diálogo, la importancia del diálogo. En la UIA, donde soy vicepresidente de la Comisión de Legislación y Política Social, hablamos de la importancia del diálogo para generar consensos. Hoy más que nunca necesitamos dialogar, no perder la identidad. Porque a veces uno piensa que dialogando con el que no piensa similar, pierde la identidad; y para mí un pilar fundamental es no perder la identidad”.

Fasano Prieto, doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, con una especialización en Derecho de Daños, y en Derecho Laboral, agregó que “me puedo juntar con el otro, que puede ser de izquierda o de derecha, puede ser un diálogo interreligioso entre un judío, un musulmán, un católico, sin perder la identidad, pero estamos seguro que ese diálogo genera los consensos que enriquecen. Nosotros, desde la juventud de la gremial empresaria, nos estamos juntando con los sindicatos, con las juventudes sindicales de la CGT y de la CTA, que están peleadas entre ellas, porque entendemos que el problema laboral que hay en Argentina, cuando uno habla de la industria del juicio, de los problemas de la ley de contrato de trabajo, es por no sentarnos a hablar para discutir o dialogar las cuestiones de una actualización. Y cómo hacemos eso: generando relaciones de confianza y, hasta diría, de amistad, generando vinculaciones tempranas. Porque sabemos que para un mejor futuro y presente en nuestra querida Argentina necesitamos encontrarnos a conversar. Estamos hartos de esta grieta que tan mal nos hace. Grieta en todo: en el fútbol, en la política, en todo. Dejemos de lado la grieta”. 

Para ejemplificar comentó que “tengo una excelente relación, que la fue dando esta institucionalidad, con Facundo Moyano, hijo de un gran líder sindical. Cuando subí las fotos a las redes sociales, muchos de mis amigos de altas casas de estudios privadas, del colegio, me empezaron a insultar. La única manera de derribar prejuicios y mitos es dialogando. No significa que uno avale o no lo que está haciendo el otro, para eso está la Justicia. Juntándonos, dialogando, es como podemos generar empatía. Podemos entender la realidad del otro y, conversando, en una de esas, tal vez podemos modificar el pensamiento o enriquecernos. Y esto del diálogo, que para mí es el ABC de toda sociedad junto a la educación, lo tomo porque soy parte del Instituto del Diálogo Interreligioso, que formó el entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy nuestro papa Francisco, porque él se juntaba con el rabino Skorka y con el musulmán Omar Abbud. En la Argentina nos peleamos por política, por fútbol, por mujeres… por todo, pero no nos peleamos por religión. Es algo para estar orgullosos. De la misma manera que exportamos al mundo nuestras carnes, nuestros vinos, nuestros jugadores de fútbol, nuestro conocimiento, también tenemos exportar esa cultura del encuentro”.

El joven abogado y profesor universitario en la UBA y en la UMSA afirmó que “teniendo esa matriz del diálogo interreligioso, que tomó el papa Francisco, es que yo también me inspiro para llevarlo como una filosofía de vida. Hace tres años tuve el honor de ser invitado a un encuentro que se hizo en Moscú, luego de una gira que el papa Francisco realizó por Estados Unidos y Cuba, donde se firmó un acuerdo de fraternidad entre los apostólicos romanos y los católicos ortodoxos después de no hablarse durante más de 700 años. Ahí experimenté que realmente es posible el diálogo para generar consensos, Si los católicos apostólicos romanos y los ortodoxos no se hablaban desde la época medieval, no tenían relaciones diplomáticas, y dos personas contemporáneas, uno argentino (el papa Francisco) y otro ruso (el patriarca Kiril), pudieron encontrarse para generar de vuelta esa cultura de tender puentes y destruir los muros, algo que es un hito histórico para la historia de la humanidad, por qué no lo podemos trasladar a nuestro país y derribar las grietas. Esto es impresionante: la cultura del encuentro, del diálogo interreligioso, de derribar los prejuicios, de evitar la violencia, de tomar la paz como herramienta de transformación de este mundo, me parece increíble. ¿Por qué no lo trasladamos a nuestra sociedad y tomando esa matriz del diálogo interreligioso? Esa matriz pone énfasis en los temas que tienen en común, para dejar de lado las diferencias Eso me llevó a poder trasladarlo a lo que son las relaciones laborales en Argentina, la juventud sindical, la Justicia, la gremial empresaria”.

Fasano Prieto, titular de un estudio jurídico y consejero delegado ante la OIT, contó que “nosotros nos juntamos con jóvenes referentes de la Cámara de Comercio, de la Cámara de la Construcción, de la Asociación Jóvenes de Banco, con la Juventud Sindical de los Empleados del Poder Judicial. Derribemos prejuicios, no pongamos las diferencias. Todos queremos vivir en una Argentina mejor, todos queremos erradicar la pobreza, todos queremos que Argentina esté a la vanguardia, todos queremos que nos vaya mejor. Trabajemos sobre eso, sin pelearnos ni desgastarnos por ideología ni por cosas que han pasado cuando nosotros ni vivíamos. La memoria es fundamental para no volver a cometer los mismos errores, pero desgastarnos en cosas de otra época no nos conduce a nada. Dijimos que las nuevas generaciones tenemos que pensar sólo en el presente y en el futuro y, sin perder la identidad, porque un sindicato debe representar a los trabajadores y un empresario debe representar los intereses de la industria y de la producción. Pongamos énfasis en los temas que tenemos en común: terminar con la informalidad en Argentina, terminar con el desempleo, ver cómo adaptarse a la nueva ley de contrato de trabajo, a los convenios colectivos que son de la década del 70. Bajo esta lógica empezamos a generar cuestiones de sentido común, pero que históricamente no se hacían. Juntar a Moyano con la Unión Industrial Joven nunca se había hecho, eran como dos cosas antagónicas, como un River-Boca, que no se tienen que juntar. Y eso nos mostró que no conduce a nada”.

Analizando las consecuencias de esos desencuentros del pasado, puntualizó que “Argentina, de ser un país con todos los recursos naturales; donde botamos un barco y tenemos peces por todos lados, pero vienen los chinos a explotarlo, donde tenemos Vaca Muerta; donde tenemos un acuífero enorme que viene desde Paraguay y Brasil; donde tenemos la pampa húmeda; donde tenemos la pampa azul, que es el mar; donde tenemos todos los recursos, incluso el recurso humano, y así y todo tenemos un 60% de pobreza, un 40% de trabajo informal, más empleados públicos que privados. Hay muchos desafíos por delante. Creo que todos queremos, en nuestro país, el diálogo, propiciar la cultura del encuentro, la cultura de derribar prejuicios, de no quedarnos en nuestros espacios de confort para poder hacerlo. Nosotros estuvimos hace poco en la Villa Rodrigo Bueno, donde María Migliore está haciendo un trabajo extraordinario, y pasamos un día bárbaro. Ya somos amigos y sabemos que algún día vamos a tener que discutir leyes y un montón de cuestiones, pero si no generamos estos espacios de encuentro, de fraternidad, en donde podamos vernos de otra manera, y que todo el colectivo sea un mismo equipo, el equipo de la Argentina. El diálogo para el bien común, no para sacar una tajada sino para llegar un acuerdo. Dentro del diálogo debemos asumir que va a haber conflicto, que no es todo fácil y rosa, que vamos a tener que discutir, pero es fundamental para la construcción de un mejor presente y para un futuro extraordinario de la Argentina. Es nuestra obligación hacerlo, enarbolar la bandera de la unión, de la fraternidad, de poder generar la cultura del encuentro para que todos luchemos por un país mejor”.

Por último, a modo de ejemplo, contó que “hace poco también organicé un encuentro por el Centenario de la OIT, que se creó en 1919, cuando finalizó la Primera Guerra Mundial y que desde ese momento habla del tripartismo, porque entiende que la única manera de estar todos representados es que el empleador, el sindicato y el Estado tengan la misma voz y voto. Ese es el verdadero camino para la construcción. Si tuviésemos que juntarnos sólo los de River, sin los de Boca, eso no construye nada. Nos tenemos que juntar todos. A veces genera ruido una foto, cuando te ven con uno o con otro, pero debemos generar la idea de que está bien hacerlo. Encontrarnos, derribar prejuicios, poder consensuar. Espero que hacer todo esto, y contarlo, sirva para poder mejorar un poco a nuestra querida Argentina”.