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Cuentas federales y asimetrías regionales

Argentina es característica por sus asimetrías regionales y las cuentas federales reproducen estas desigualdades mediante diversos mecanismos. La generación de riqueza por provincia y el esquema de distribución de los fondos federales son temas que, aunque ocupan un lugar importante en el debate público, carecen de investigaciones respaldatorias. Un eje fundamental en esta discusión es el lugar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su reducido tamaño, su alta volatilidad demográfica y la total integración al conglomerado urbano del área metropolitana complican la seriedad de sus datos al compararlos con el resto de las unidades subnacionales. La presente investigación busca contribuir a la discusión sobre el rol del distrito capital en las cuentas federales y las asimetrías regionales, a partir de datos sobre la composición del producto provincial, la localización de la administración pública nacional y la distribución geográfica del gasto estatal.

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Crisis habitacional en CABA

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta con un gran dinamismo producto de ser la principal jurisdicción receptora de migrantes del país. La gran densidad poblacional, sumado a las condiciones de inestabilidad económica del país producen que la situación habitacional esté atravesada por grandes complejidades. En este informe se analiza el déficit habitacional y los problemas que surgen en torno al mercado inmobiliario.

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La fractura Atlántico-Pacífico: las diferencias de la Alianza del Atlántico y el Mercosur

En este informe se analizará comparativamente los dos bloques regionales más importantes de Sudamérica, la Alianza del Pacífico y el MERCOSUR. Primero, se hará una introducción y desarrollo de ambos bloques para luego pasar a la comparación de sus distinta s dimensiones. En este caso se focalizará en las dimensiones diplomáticas, institucionales y comerciales. Siendo estas desarrollados a lo largo de este trabajo y observando las similitudes y diferencias entre los mismos. Todo esto con el objetivo de observar cómo se construyen y mantienen los dos principales bloques regionales del continente sudamericano, encontrándose uno del lado del Océano Atlántico y el otro del Pacífico.

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Evolución del presupuesto y sus resultados académicos

En nuestro país año tras año diferentes políticos entran en una puja para hacer sobreponer sus intereses en el debate de una ley de gran importancia: la ley de presupuesto. Esta ley es esencial porque en ella se decide de qué manera se repartirá el dinero que entra al país para satisfacer las necesidades de la población. Cuánto se le destina a un área en particular es reflejo del nivel de prioridad que le asigna a ese asunto, ya que con una mayor cantidad de recursos se pueden llevar a cabo más programas para mejorarlo. Por esta razón, en este artículo se analiza cuánto se le asignó al área de educación desde el 2006, ya que ese año marca un hito en materia de presupuesto educativo porque se puso práctica Ley de Financiamiento Educativo N 26.075. Además, se busca evaluar si un mayor importe presupuestario ha tenido algún impacto en los niveles educativos de los alumnos. 

La Ley de Financiamiento Educativo No 26.075, sancionada en 2005, estableció alcanzar la meta de inversión del 6% del Producto Interno Bruto (PIB) en educación, ciencia y tecnología para el año 2010. Esta ley buscaba establecer un piso mínimo de inversión conjunta entre el gobierno nacional y los subnacionales para lograr los siguientes objetivos:  garantizar la igualdad de oportunidades de aprendizaje, apoyar las políticas de mejora en la calidad de la enseñanza y fortalecer la investigación científico-tecnológica. 

El articulo 4 de la Ley preveía un esfuerzo conjunto sostenido de nación y las provincias para llegar al 2010 con un 6% de inversión del PBI en educación. En términos de gasto como porcentajes del PBI se ve un claro aumento hasta 2009, con un crecimiento similar al que se planteaba en la ley (un 0,3% anual), pero con una disminución de medio punto porcentual en 2010. La inversión en términos reales en educación no tiene una caída en 2009 a pesar de la caída real que hubo en la economía, por esta razón ese mismo año el gasto público en Educación en porcentaje del PBI es alto (=5,53%). Al año siguiente si hubo una caída importante en el gasto en términos del PBI, pero lentamente vuelve a incrementar hasta llegar a su pico máximo en 2015 (=5,78%). 

Fuente: Elaboración propia en base a los datos del Gasto público en educación, total (% del PBI) del Banco Mundial. Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Lo que se observa es que a partir del 2015 la situación comienza a empeorar, hay una tendencia decreciente en el porcentaje de inversión en educación en el PBI. Entre la crisis económica del 2018 y la que se desató en 2020 por la pandemia, se puede observar que el objetivo de un 6% quedó cada vez más lejos. En este sentido, es crítico si se piensa lo produjo la pandemia en la educación: una desconexión, en principio solamente física, entre el sistema educativo y los niños, pero que terminó con un millón de chicos que quedaron totalmente fuera del sistema. 

Aun así, este período trajo algo beneficioso para la educación, esto es, una mayor visibilidad en la agenda del país. En el período de pandemia se crearon redes de padres por la educación, los políticos formularon posturas sobre este tema, la población se movilizó, y los medios le dieron aire a esta problemática. Esta visibilidad permitió que a fines 2021, cuando se creó el presupuesto para el año siguiente, que planteaba una caída de 6,2% en relación con el año anterior, no pase desapercibido y termine siendo modificado. 

El desempeño académico de los alumnos es producto de múltiples factores: la situación económica de la familia, el estado emocional del niño, la relación profesor- alumno, etc. Es de nuestro interés analizar si se encuentra algún patrón entre los niveles de inversión y los resultados educativos. Hay dos cuestiones estructurales que permiten analizar esta relación en Argentina: el primero, las provincias aportan alrededor del 70% de los fondos que reciben los alumnos en sus provincias y el segundo, hay 24 jurisdicciones en el país. Para medir resultados educativos utilizamos las pruebas aprender que son el dispositivo nacional de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes, las cuales se llevan a cabo desde 2017 en todo el país. Hay una gran diversidad de resultados que se obtienen entre las provincias, para simplificar el análisis seleccionamos Chaco y CABA porque son las que produjeron los peores y mejores resultados respectivamente[i] para analizar si es posible identificar alguna covariación entre la inversión y desempeño académico de los alumnos. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 88% de los alumnos tuvieron un desempeño satisfactorio y avanzado en Lengua, y un 75% en Matemáticas. Por otro lado, Chacho solo alcanzó el 60,8% y 45% respectivamente.

Para analizar el presupuesto se debe empezar descomponiéndolo, debemos preguntarnos ¿hacia dónde va el presupuesto educativo?  Se encuentra que el gasto en educación universitaria va casi completamente a salarios, a diferencia del gasto en educación básica, que se distribuye en tres sectores diferentes: salarios, programas e infraestructura (Argentinos por la educación, 2019). El gasto salarial, es un gasto fijo que tiene el ministerio de educación, y en Argentina su aumento bruto está generalmente relacionado con los niveles de inflación. Por esta razón, es significativo analizar particularmente el gasto destinado en infraestructura y programas particulares ya que son gastos que varían y que necesariamente tienen detrás una decisión intencionada. Debido a que la composición presupuestaria varía año a año, se puede analizar comparativamente el presupuesto en educación básica. Si miramos 2015, se lo puede interpretar como un buen año ya que no solo hubo mucha inversión en educación (en comparación con otros años), sino también que la mayor cantidad de la inversión estuvo en programas e infraestructura, mientras que solo el 25% fue destinado a salario. Por el contrario, en 2008 alrededor del 60% del presupuesto fue destinado a salarios y el restante quedó para otros programas (Argentinos por la educación, 2019). 

Fuente: Elaboración propia en base a los datos del gasto en educación por jurisdicción clasificado por objeto del gasto y por nivel educativo. Años 2001-2018. Coordinación General de Estudio de Costos del Sistema Educativo. CGECSE. 

Antes de hacer la comparación entre las provincias debe remarcarse que son unidades subnacionales con características muy distintas. En Chaco el 80% de la población reside en zonas rurales donde el estado tiene mayor dificultad para penetrar esas áreas, a diferencia de CABA, donde toda su población es urbana. Además, tienen niveles de pobreza también muy distintos, para 2020 en CABA el porcentaje de pobreza es 17,4%, mientras que en Gran Resistencia el número ascendía a 48,7%. Es importante destacar este aspecto porque se ha comprobado que la pobreza influye sobre el rendimiento académico de los chicos. Los niños en situación de pobreza que sufrieron desnutrición en la primera infancia pueden sufrir de impedimentos en el desarrollo conductual y cognitivo. A su vez, aquellos con mayores niveles de pobreza sufren déficits en la memoria del trabajo verbal y visual, probablemente a causa de altos niveles de estrés. A pesar de esto, aun discriminando por estrato socioeconómico, los alumnos de CABA tienen mejor rendimiento que los de Chaco (Argentinos por la educación, 2019). 

En términos de inversión educativa ambas provincias aumentaron sus esfuerzos desde el 2006, pero se pueden resaltar dos cuestiones en la comparación entre las provincias. En primer lugar, en CABA se gasta más por alumno de gestión estatal que Chaco: si miramos datos del 2018, en un alumno estatal que reside en CABA se invierte $ 92.252 a diferencia con un alumno de Chaco que se invierte $ 52.763. Asimismo, CABA gasta en promedio 10% menos en personal docente estatal, y re direcciona gran cantidad de esos fondos a escuelas privada. Aun entendiendo que el desempeño académico es producto de múltiples factores estructurales y no estructurales observamos una relación con inversión. Al comparar la inversión estos dos casos extremos de niveles de desempeño, a priori, a mayor inversión por alumno, mejores resultados académicos. Para mejorar evidencia de esta relación debería extenderse el análisis a todas las provincias del país. 

En conclusión, la inversión real y porcentual en términos de PBI está en disminución. También, se pudo observar comparando a CABA con Chaco que hay, en principio, una correlación entre inversión y desempeño, esta relación debería ser estudiada más en profundidad tomando a todas las unidades subnacionales del país para extraer conclusiones más robustas. A modo de reflexión, se debería aprovechar la ventana de oportunidad que abrió la pandemia para mantener la educación en la agenda pública, y exigir retomar las metas presupuestarias establecidas en 2006 y la creación de políticas concretas que tengan como objetivo una mejora en el desempeño de los alumnos. Además, hemos de destacar que los factores estructurales juegan un papel importantísimo para determinar los niveles de aprendizaje, por esta razón no se podrán cerrar brechas educativas sin cerrar otras brechas antes, como la económica. 

Referencias bibliográficas

Argentinos por la Educación. (2021). ¿Cuál es el lugar de la educación en el proyecto de Presupuesto Nacional 2022?

Argentinos por la Educación. (2019). ¿Cómo y cuánto se invierte en la educación argentina?

Argentinos por la Educación. (2019). ¿Cómo evolucionaron los resultados de las provincias en las pruebas Aprender?

Información Legislativa. (21 de Diciembre de 2005). Ley 26.075. Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/110000-114999/112976/norma.htm


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Ideas para el futuro Relaciones Internacionales

El caso ABACC y su aplicabilidad al conflicto India-Pakistán

Por: Agustín Méndez Posadas

A día de hoy, Latinoamérica es considerada una zona de paz, libre de armas nucleares, sin embargo, esto no fue siempre así. Durante la segunda mitad del siglo XX, Argentina y Brasil emprendieron una competencia en múltiples campos, uno de los cuales fue la tecnología nuclear. A pesar de algunas tensiones, los países vecinos cambiaron el enfoque y, tras la creación del ABACC, llevaron a cabo una cooperación inédita en materia nuclear y de no proliferación. Este modelo es considerado tan exitoso que muchos se preguntan si podría ser aplicado en otras latitudes del mundo. El caso de India y Pakistán, países que cuentan en conjunto con más de 300 cabezas nucleares y que viven en un constante estado de tensión, es el principal candidato. 

El caso de Argentina y Brasil

Durante la segunda mitad del siglo XX, las relaciones bilaterales entre Argentina y Brasil se caracterizaron por la tensión y la competencia. Impulsados por el deseo de obtener autonomía económica y tecnológica, los países vecinos emprendieron una competencia en la búsqueda de mercados de exportación, en los procesos de industrialización y en la fabricación de tecnología sensible, como fue el caso de la tecnología nuclear (Nascimento Plum & Rollemberg de Resende, 2016).

A pesar de que el último conflicto armado entre Argentina y Brasil fue en 1828, las doctrinas militares de ambos países seguían viendo al otro como una amenaza a su seguridad. En un contexto marcado por las hipótesis de conflicto, el aumento del gasto militar y el despliegue de tropas en ambos lados de la frontera, la tecnología nuclear se veía como un activo capaz de alterar el balance de poder en la región. Fue por esto que, a partir de 1950, ambos países lograron desarrollar avanzados programas nucleares que los posicionaron como líderes en la región en materia nuclear (Nascimento Plum & Rollemberg de Resende, 2016). Un ejemplo claro de esto fue el desarrollo del misil Cóndor por parte de Argentina, que provocó sospechas en Brasil por sus presuntas capacidades nucleares.

El punto máximo de las tensiones llegó en 1973, cuando el anuncio por parte de Brasil de la construcción de la central hidroeléctrica Itaipú encendió todas las alarmas en Buenos Aires. Esta central ubicada el Río Paraná tenía la posibilidad de afectar el caudal de agua que fluía hacia la Argentina y amenazar la viabilidad de la construcción de la central hidroeléctrica argentina de Corpus Christi, ubicada aguas abajo en el mismo río.

Las negociaciones sobre esta cuestión se extendieron durante varios años. Sin embargo, en 1979 la Argentina y Brasil llegaron a un acuerdo sobre Itaipú, marcando un punto de inflexión en la relación bilateral y abriendo paso para la cooperación en otros temas, como la tecnología nuclear (Nascimento Plum & Rollemberg de Resende, 2016).

A partir de este punto de inflexión, y con la vuelta de la democracia en ambos países, los vecinos emprendieron un período de construcción de confianza y cooperación frente a lo que consideraban un “enemigo común” en las negociaciones de los regímenes de no proliferación. La postura de Argentina y Brasil se basó en que los regímenes impulsados hasta el momento (el tratado de Tlatelolco y el Tratado de no proliferación de la ONU) eran discriminatorios, ya que proponían distintos derechos y obligaciones para los países que poseían armas nucleares y lo que no. Las autoridades de ambos países catalogaron estos regímenes como un “desarme de los desarmados” (Nascimento Plum & Rollemberg de Resende, 2016).

A medida que fueron pasando los años, los países vecinos firmaron numerosos acuerdos y declaraciones remarcando la cooperación, confianza y el trabajo conjunto en el desarrollo pacífico de la tecnología nuclear. Este proceso llegó a su apogeo cuando en 1991 se estableció el Sistema Común de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (SCCC). Este mecanismo consiste en un control y auditoría bilateral de las instalaciones nucleares del otro país, con el objetivo de garantizar que la tecnología solo está siendo utilizada con fines pacíficos. A su vez, se creó una agencia bilateral para gestionar estas auditorías: La Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC).

Este novedoso mecanismo de “vecinos controlando a vecinos” (Oliveira & Marcusso Do Canto, 2013) se constituyó como un sistema eficiente, eficaz y con mucho prestigio en la comunidad internacional. Aunque nació como una estrategia de hacer frente al clima de presiones y desconfianza internacional, el sistema de ABACC se convirtió en una pieza fundamental en la transición y adecuación de la Argentina y Brasil a los criterios de salvaguardia del Tratado de Tlatelolco, el Tratado de no Proliferación y la Organización internacional de Energía Atómica (OIEA) (Oliveira & Marcusso Do Canto, 2013). A su vez, este sistema permitió generar un clima de confianza y distensión que eliminó toda hipótesis de conflicto entre ambos países, y permitió allanar el camino para la cooperación en otros ámbitos, como fue la creación del Mercosur.

El ABACC se constituyó como un importante precedente en el mundo y, naturalmente, se empezó a analizar la factibilidad de aplicar este modelo en otros conflictos en el mundo, particularmente en el conflicto Indo-Pakistaní.

El conflicto de India y Pakistán

A pesar de ser un conflicto de competencia nuclear entre vecinos, la disputa entre estos países presenta ciertas particularidades que hacen difícil aplicar la solución del modelo de ABACC.

El origen del conflicto entre estas dos naciones tuvo lugar en el momento de su independencia del Reino Unido. De la antigua colonia británica surgieron dos Estados divididos, en su mayoría, según predominancia religiosa. De los territorios mayoritariamente hindúes surgió la República de la India, mientras que de los territorios de mayoría musulmana surgió la República Árabe de Pakistán. 

Además de estos territorios, la colonia estaba conformada por una pluralidad de principados, los cuales debían elegir a cuál de las dos naciones unirse. La disputa surge de la decisión del rey Dogra de Jammu y Cachemira, un principado de mayoría musulmana gobernado por un líder hindú, de mantenerse independiente. A pesar de esta decisión, los gobernantes de Pakistán intentaron en repetidas ocasiones convencer al rey de unirse a la República Islámica. Sin embargo, ante su negativa, el gobierno pakistaní empezó a incentivar levantamientos de musulmanes en el territorio de Jammu y Cachemira. Amenazado por las revueltas y por una probable invasión desde Pakistán, el rey firmó un documento para acceder a la República de la India en 1947 (Bose & Jalal, 2004).

Como consecuencia de esta decisión, se llevó a cabo la primera guerra indo-pakistaní, la cual terminó con un alto al fuego en 1949 y con el territorio de Jammu y Cachemira dividido en dos. Una fue mitad ocupada por la India y otra por Pakistán (años más tarde China anexaría una porción de territorio de la mitad india). 

A día de hoy, Pakistán considera que el ingreso de Jammu y Cachemira a la India es ilegal y que el destino de este territorio debe definirse mediante un plebiscito. La India, por su parte, considera que todo el territorio es parte íntegra de su territorio gracias al documento firmado por el rey en 1947 (Kapur, 2005).

Actualmente, la frontera de estos países está altamente militarizada y el aumento de las tensiones son moneda corriente. En marzo de 2022, por ejemplo, India disparó un misil accidentalmente hacia territorio Pakistaní. Es por esto que ambos países han llevado a cabo grandes programas nucleares orientados a objetivos militares y se estima que cada país posee alrededor de 150 cabezas nucleares.

¿Es posible aplicar la solución implementada por Argentina y Brasil al conflicto de India y Pakistán?

Con el reconocido éxito y el prestigio que obtuvo la solución implementada por los países sudamericanos, muchas voces empezaron a proponer que estas soluciones regionales serían el futuro de la no proliferación. La experiencia del ABACC había demostrado que este enfoque de “vecinos controlando a vecinos” había obtenido resultados positivos en reforzar la barrera de acceso y reducir la motivación regional de adquirir armas nucleares (Feu Alvim, Mafra & Raffo, 1997). 

Las dos condiciones centrales para la distensión entre Argentina y Brasil fueron la construcción de confianza y la percepción de beneficios mutuos en la cooperación (Oliveira & Marcusso Do Canto, 2013). Los Estados tomaron la decisión de dejar de lado la competencia y unir esfuerzos frente a las presiones de la comunidad internacional. A su vez emprendieron un proceso de reaseguro y construcción de confianza que dura hasta nuestros días.

A día de hoy, tanto Pakistán e India se encuentran bajo la presión de la comunidad internacional por su falta de ratificación del Tratado de No Proliferación y por su desarrollo militarista de la tecnología nuclear. Sin embargo, es muy poco probable que la desconfianza entre Islamabad y Nueva Delhi termine pronto. Hubo distintos intentos de diálogo en los últimos años que no lograron aminorar las tensiones. La probabilidad de conflicto a lo largo de la frontera sigue siendo alta, con choques de baja intensidad que se producen frecuentemente. 

Cabe aclarar que el contexto geopolítico, militar y cultural entre los dos casos de conflicto son muy diferentes, por lo que es difícil intentar extrapolar el modelo argentino-brasilero hacia otras regiones, especialmente al conflicto indo-pakistaní. A pesar de esto, analizar el caso de Argentina y Brasil nos permite observar un novedoso enfoque regional en la construcción de confianza y un ejemplo de cómo dos países pudieron virar de una lógica de competencia hacia una de las alianzas estratégicas más robustas de la región (Nascimento Plum & Rollemberg de Resende, 2016). 

Bibliografía

  • Bose, S. & Jalal A. (2004). MODERN SOUTH ASIA History, Culture, Political Economy. New York, Estados Unidos: Routledge.
  • Cnn en Español. (2022). India dice que disparó accidentalmente un misil a Pakistán. Disponible en: https://cnnespanol.cnn.com/2022/03/12/india-dice-que-disparo-accidentalmente-un-misil-a-pakistan-trax/#0
  • Feu Alvim C., Mafra O. & Raffo A. C. (1997). The Experience of ABACC in Applying Regional Safeguards. Russian International Conference on Nuclear Material Protection, Control and Accounting. Obninsk, Rusia.
  • Kapur, S. P. (2005). India and Pakistan’s Unstable Peace Why Nuclear South Asia Is Not Like Cold War Europe. International Security, 30, 127-152. 
  • Mariana Oliveira do Nascimento Plum & Carlos Augusto Rollemberg de Resende. (2016). The ABACC experience: continuity and credibility in the nuclear programs of Brazil and Argentina, The Nonproliferation Review, 23:5-6, 575-593. 
  • Oliveira A. A. & Marcusso Do Canto, O. (2013). ABACC, UN EJEMPLO DE INTEGRACIÓN Y TRANSPARENCIA. IX Latin American IRPA Regional Congress on Radiation Protection and Safety. Rio de Janeiro, Brasil. 
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Ideas para el futuro Relaciones Internacionales

Las oportunidades agroexportadoras de Argentina en el nuevo escenario mundial

Por Elias Bertolotto

De guerra local a crisis mundial

La guerra entre Ucrania y la Federación de Rusia ha traído un nuevo escenario mundial y con eso, nuevos problemas internacionales. En este caso se va a hablar de la inseguridad alimentaria. Estos dos países se ubican entre los top de los estados que más exportan mundialmente granos, semillas y sus derivados. Un ejemplo, es que un tercio de las exportaciones mundiales de trigo viene de estos, siendo así, que más de 50 países dependen un 30% o más del trigo que importan Ucrania y Rusia (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], 2022). No obstante, con la llegada del conflicto armado y las sanciones impuestas al otro, se ha detenido tanto la producción como la exportación mundial de alimentos. 

En este contexto, el Director General de la FAO, Qu Dongyu, ha declarado que hay “aumento de la inseguridad alimentaria”debido al incremento de precios y el detenimiento del comercio debido a la guerra (FAO, 2022). Los países que más van a sufrir por el estado actual del mercado mundial del trigo son: Yemen que importa más del 40% de Ucrania y Rusia, Egipto más del 70% y Líbano un 75% (FAO – The importance of Ukraine and the Russian Federation for global agricultural markets and the risks associated with the current conflict, 2022,p. 10). Estos últimos son ejemplos de estados que se encuentran en situación de extrema necesidad y los primeros en verse afectados, ya sea por incrementos demográficos, situaciones de guerra o por la pérdida de sus depósitos de trigo como consecuencia de la explosión en Beirut. Después, en un nivel inferior de sufrir consecuencias, pero aun así dependientes están Turquía, Indonesia, Pakistán, Bangladesh (Foreign Agricultural Service U.S. Department of Agriculture, 2022, p. 2). Y por último, tenemos el caso de España que desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación le exige a Bruselas que disminuya las restricciones a la importación de cereales tanto de Argentina como de EE.UU (Gutiérrez, 2022). Todos estos ejemplos demuestran como distintas partes del mundo se ven afectadas.

El granero del Viejo Mundo

Ucrania posee una ubicación que es geoestratégica a nivel global, debido a su tamaño -siendo el de mayor en Europa, después de Rusia-, su salida al mar y al llamado Chernozem (Sawe, 2019). Esta última, también conocida como “tierra negra”, es un tipo de suelo negro rico en potasio, fósforo, humos, que entre otros factores hacen de la tierra extremadamente fértil. Gracias a estas características la región se la ha reconocido por ser el breadbasket «granero de un país» de distintos poderes y Estados a lo largo de su historia. Ya desde la antigüedad, el control del Mar Negro era vital para satisfacer las necesidades alimenticias de la región de Grecia y otros sitios. Posteriormente en la era soviética, la región administrativa ucraniana era el breadbasket de toda la URSS. Mientras que actualmente, es quien lidera las exportaciones de cereales en el continente europeo. Durante el 2021 y actual 2022 se ubica en los ranking de exportación mundial como: 1° en aceite de girasol y comida de girasol, 3° en cebada y colza, 4° en maíz, 5° en trigo y 7° en girasol (Foreign Agricultural Service U.S. Department of Agriculture, 2022, p. 1). 

¿Cerrarse o no cerrarse?

Ante esta situación, Argentina puede ayudar a solventar la crisis de seguridad alimentaria, mientras expande su economía. En lo respectivo a producción agropecuaria se está acercando, iguala o supera  los niveles de producción ucraniana, como lo son en el caso del maíz y trigo. En el primero, Argentina ocupó el 5° puesto mundial con una producción de  49.000.000 toneladas métricas (Bolsa de cereales, 2022) contra las 37.500.00 de Ucrania en el año 2021 (Foreign Agricultural Service U.S. Department of Agriculture, 2022, p. 1), donde ocupó el 6° puesto. Y con respecto al segundo cereal,   la producción argentina en la campaña 2021/2022 ha llegado a una cosecha récord de 22,1 millones de toneladas (Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, 2021), lo cual, son dos tercios de las 33 millones de toneladas producidas por el país eslavo en el mismo año (Foreign Agricultural Service U.S. Department of Agriculture, 2022, p. 1). Además, que el estado sudamericano se ha caracterizado por aprovechar las oportunidades comerciales y mercantiles más allá de sus fronteras. Sin retroceder mucho en el tiempo, ya en las Guerras Mundiales, el país apeló a su posición de país no alineado para lograr ser uno de los principales proveedores de materias primas y alimentos para los distintos bandos. Un ejemplo siendo durante la Primera Guerra Mundial, cuando los gobiernos franceses y británicos acordaron durante 1914 – 1921 que Argentina sea quien les suministre trigo y otros cereales a un precio acordado (Rayes, 2014). Lo anterior demuestra que el país posee un historial, know how (conjunto de conocimientos técnicos y administrativos que son imprescindibles para llevar a cabo un proceso comercial) y experiencia como país en esta clase de situaciones. A diferencia del pasado no va a tener que preocuparse que sus navíos sean hundidos o secuestrados y no se le exige tomar posición en el asunto de forma tal que les afecte negativamente a las exportaciones. De esta forma, se puede focalizar en ocupar la actual ausencia de sus competidores y podría exportar por los mares sin problemas.

Si Argentina planifica una adecuada política exterior y comercial, puede colaborar con la resolución de la crisis, aprovechar la ausencia de Ucrania y Rusia en el mercado mundial y mejorar su economía sin caer en una dependencia no deseada. Esto se puede lograr a través de una expansión de las exportaciones ampliando en mercados ya existentes. Actualmente, el 28,8% de las exportaciones argentinas son productos primarios, lo que equivale a 1.856 millones de dólares. En el caso del trigo y morcajo, excluidos trigo duro y para siembra, con los principales destinatarios siendo Indonesia, Brasil, Argelia, Kenya y Nigeria (Indec, 2022). Como se puede observar tres de los cinco son países africanos, continente donde se va a presenciar el mayor aumento de la inseguridad alimentaria, e Indonesia que viene dependiendo del agro ucraniano. Por lo tanto, focalizarse en determinados países con las características de dependencia alimentaria como lo son algunos de África, Medio Oriente y el sudeste asiático debería ser uno de los objetivos principales en las políticas exteriores argentinas actuales, logrando así solidificar su posición como potencia agroexportadora. Esto conllevaría un aumento progresivo de la influencia argentina, tanto económica como política, a nivel global en un mercado específico, donde se puede aprovechar sus fortalezas como país.

Bibliografía

Bolsa de Cereales . [@BolsadeC_ETyM]. (23 de marzo de 2022). Twitter. Nueva proyección de producción de #maíz 2021/2022: 49 MTn. https://twitter.com/BolsadeC_ETyM/status/1506692998565969925?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1506692998565969925%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.infocampo.com.ar%2Fla-bolsa-de-cereales-retrajo-mas-la-produccion-nacional-de-maiz%2F

FAO. (2022). Noticias: Nuevas hipótesis sobre la seguridad alimentaria mundial basadas en el conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania. Recuperado de https://www.fao.org/director-general/news/news-article/es/c/1476483/

FAO (25 de marzo del 2022). The importance of Ukraine and the Russian Federation for global agricultural markets and the risks associated with the current conflict, p. 10. Recuperado de https://www.fao.org/3/cb9236en/cb9236en.pdf

Foreign Agricultural Service U.S. Department of Agriculture. (2022). Ukraine Agricultural Production and Trade. Recuperado de https://www.fas.usda.gov/sites/default/files/2022-03/Ukraine-Ag-Production-Trade.pdf

Gutiérrez, H. (8 de marzo de 2022). España presiona a Bruselas para que facilite las importaciones de cereales de Argentina y EE UU. El País. Recuperado de https://elpais.com/economia/2022-03-08/espana-presiona-a-bruselas-para-que-facilite-las-importaciones-de-cereales-de-argentina-y-ee-uu-para-suplir-las-compras-a-ucrania-golpeadas-por-la-guerra.html

Indec. (marzo de 2022). Intercambio comercial argentino.Cifras estimadas de febrero de 2022. Informes técnicos / Vol. 6, n° 52  ISSN2545-6636, pp. 4 – 15.  Recuperado de https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_03_224AA839A101.pdf

 Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. (23 de diciembre del 2021). Cosecha récord de Trigo: alcanzará a 22,1 millones de toneladas en la Campaña 2021/22. Recuperado de https://www.argentina.gob.ar/noticias/cosecha-record-de-trigo-alcanzara-221-millones-de-toneladas-en-la-campana-202122

Rayes, Agustina. (2014). Los destinos de las exportaciones y la neutralidad argentina durante la Primera Guerra Mundial. Política y cultura, (42), 31-52. Recuperado de .http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422014000200003&lng=es&tlng=es.Sawe, B. E. (2019, March 19). What is chernozem? WorldAtlas. https://www.worldatlas.com/articles/what-is-chernozem.html

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El Rol del G20 en la Política Exterior Argentina (2008-2019)

Por: Agustín Mendez Posadas

Introducción

El G20 es uno de los grandes pilares de la política exterior argentina. Enmarcado en una estrategia de multilateralismo, la Argentina ha buscado siempre darle un rol protagónico al foro a la hora de abordar las cuestiones centrales para el país. Sin embargo, las estrategias y las formas de participación han variado a medida que pasaron los años, y los gobiernos. Es por esto que este artículo tiene como objetivo comparar el rol que tuvo el G20 en la política exterior en los gobiernos argentinos entre 2008 y 2019.

Los orígenes del G20 y de la membresía argentina.

Tanto el G20 como su creador, el G7/G8, nacieron de la crisis (Hajnal, 2019). El grupo de los 8 surgió como respuesta a la crisis del petróleo de 1973 y funciona como un foro con el objetivo de coordinar y discutir la política económica internacional. El G20, por su parte, se constituyó como producto de las sucesivas crisis que se dieron en países de América Latina y Asia en la década del 1990. Estas demostraron que el G8 no podía evitar los problemas financieros globales sin la participación plena de las demás economías importantes del globo, y que se necesitaba reforzar la arquitectura financiera internacional con el objetivo de prevenir futuras crisis (Deciancio y Tussie, 2019). Fue por esto que, durante la Cumbre del G8 de Colonia (1999), se creó el G20, un grupo conformado por las 20 mayores economías del planeta.

En un principio, las cumbres del G20 tenían una orientación más técnica y participaban solo los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los Estados miembros. Sin embargo, tras la crisis financiera de 2008, se llegó a la conclusión de que la coordinación no había sido satisfactoria y debían incluir a los líderes de los distintos países en la discusión (Deciancio y Tussie, 2019). La primera cumbre de líderes del G20 se realizó en 2008 en Washington DC y, desde entonces, se realizan todos los años.

La Argentina forma parte de la organización ya que se había estipulado que el grupo debía incluir a los Estados sistémicamente importantes y, a su vez, se debía respetar un balance regional (Hajnal, 2019). A su vez, se facilitó el ingreso del país por las buenas relaciones que había entablado la gestión Menem con los Estados Unidos (Deciancio y Tussie, 2019), y por la necesidad de incluir a los países altamente endeudados,como Argentina o Turquía, para lograr evitar sus crisis, ya que rápidamente se podían extender a sus respectivas regiones (Schweitzer, 2016).

La participación argentina durante las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner (2008-2015) 

Con la aparición de las cumbres de líderes, el bloque se volvió una prioridad central en la política exterior de nuestro país, bajo la premisa de llevar a cabo una política multilateral. La Argentina buscó aprovechar este foro y expresar la postura del gobierno sobre diversos temas considerados de vital importancia para el país.

A partir de la cumbre de Pittsburgh en 2009, el G20 se instaló como el principal foro de discusión para la cooperación económica internacional. La Argentina, junto a otros países emergentes, tuvo un gran protagonismo en la decisión adoptada para que el G20 tenga mayor poder de decisión a nivel mundial, postura que terminó triunfando por sobre el deseo de algunas potencias centrales de mantener al G8 como el centro de referencia de discusión económica internacional (Deciancio y Tussie, 2019). No obstante, a medida que las cumbres fueron avanzando y la economía internacional empezó a mostrar signos de recuperación, la relevancia de las cumbres del G20 fueron disminuyendo progresivamente (Deciancio y Tussie, 2019).

Las propuestas impulsadas por la Argentina en el G20 durante este período se basaron en dos pilares: políticas laborales y reformas a las instituciones financieras internacionales.

En la dimensión laboral, el país fue un impulsor fundamental en la incorporación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la mesa de discusión del G20 en calidad de observador (Schweitzer, 2016). A su vez, Argentina y Brasil se manifestaron en numerosas ocasiones en contra de las políticas de flexibilización laboral propuestas por algunos países europeos y realizaron una defensa de las políticas fiscales y monetarias como estimuladores del mercado de trabajo.

Por otro lado, la dimensión financiera fue la bandera central de la política argentina en el G20 y en donde encontramos la mayor cantidad de propuestas. Las temáticas centrales de esta dimensión fueron la reforma de los procesos de reestructuración de la deuda soberana, reforma de las calificadoras de riesgo internacional, eliminación de los paraísos fiscales, regulación de los fondos comunes de inversión, reforma al FMI, entre otras (Schweitzer, 2016). 

Asimismo, dentro del G20, la Argentina se movió con una red de aliados que variaba según las temáticas. En los temas de política laboral, el país recibió el apoyo de Brasil, Francia y los Estados Unidos. En las propuestas de reforma a las evaluadoras de riesgo, se actuó junto a Rusia, India y Sudáfrica. El tema de la reforma a los procesos de reestructuración de la deuda soberana fue un caso especial, en un principio se contó con el apoyo de Brasil, China, Rusia y Francia. Sin embargo, a medida que las cumbres del G20 iban perdiendo relevancia, se determinó que esta cuestión era un problema interno de la Argentina, y que no constituía una falla estructural del sistema financiero internacional. De esta forma la delegación argentina perdía apoyo en uno de los temas que consideraba central (Schweitzer, 2016).

La participación argentina durante la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019)

Con el cambio de gobierno se comenzaría a implementar una nueva lectura del sistema internacional y el rol que la Argentina podía desempeñar en el mundo. Durante la gestión kirchnerista, el sistema financiero internacional sería concebido como un ámbito de hostilidad y una amenaza para el desarrollo del país (Frenkel, 2016). Con la gestión Cambiemos, se volvió a una mirada más auspiciosa de la globalización y, bajo el lema de “volver al mundo”, se buscó construir “relaciones maduras” con los principales actores del mundo, en especial Europa y los Estados Unidos (Frenkel, 2016).

Uno de los efectos que tuvo esta nueva política fue la de abandonar las posiciones críticas en los órganos multilaterales, como fue el caso del G20. En este contexto de cambio, el gobierno resolvería el litigio con los “fondos buitre” y abandonaría el proyecto de generar un marco regulatorio de las reestructuraciones de la deuda externa, impulsado por el gobierno anterior (Frenkel, 2016).

A su vez, el suceso central de este período fue la presidencia argentina del G20 en la cumbre de Buenos Aires de 2018. Este encuentro se dio en un momento muy particular en el mundo: el Brexit, el ascenso de Donald Trump, el surgimiento de los nacionalismos europeos y el resquebrajamiento de la coordinación en Sudamérica llevaron a un inédito cuestionamiento a la globalización y al multilateralismo. 

En este contexto, el gobierno argentino planteó una agenda “lavada”, evitando los temas tradicionales de la región (como la desigualdad económica) y los temas relevantes en el contexto internacional, para no entrar en conflicto con Estados Unidos o China (Deciancio y Tussie, 2019). Los ejes centrales de la cumbre fueron: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo, y un futuro alimentario sostenible (Botta, 2018).  A su vez, la Argentina buscó actuar como un Honest Broker, es decir, como un mediador entre las grandes potencias y los países en desarrollo y, particularmente, entre los Estados Unidos y China, en un momento de acalorados conflictos comerciales (Merke y Zaccato, 2018).

De esta manera, los objetivos particulares de la gestión del presidente eran utilizar a la cumbre como una plataforma de venta al mundo, obtener inversiones y llevar a cabo encuentros bilaterales con los líderes de los países desarrollados (Deciancio y Tussie, 2019). La presidencia del grupo fue una pieza fundamental en la estrategia de “reinserción al mundo” y se presentaba como una oportunidad para demostrar la confiabilidad del país, tanto en temas económicos como en su rol de mediador entre las grandes potencias.

El balance de la cumbre fue positivo ya por el simple hecho de haber logrado conseguir la asistencia de todos los líderes y la redacción de un documento final en un contexto de intensas competencias globales (Deciancio y Tussie, 2019). Asimismo, durante las reuniones del foro se obtuvieron grandes logros por fuera del G20. Se alcanzó un acuerdo entre China y Estados Unidos, la firma de un nuevo tratado comercial entre México, Canadá y los Estados Unidos y la declaración al Acuerdo de París como “irreversible”. 

El G20 en la política exterior argentina y las incógnitas de la actualidad

Tras haber analizado ambos períodos podemos apreciar que el quiebre en los objetivos de la política exterior entre el gobierno de Cristina Kirchner y Mauricio Macri fue tan marcado como el resto de sus agendas (Deciancio y Tussie, 2019). Sin embargo,  también podemos observar que ambas gestiones le dieron una gran prioridad al G20 en su política exterior. Ya sea como foro para buscar reformar el sistema financiero internacional o como una plataforma de “reinserción” al mundo, ambos mandatarios realizaron una participación activa en el foro y buscaron posicionar al país como un actor de influencia en la discusión económica global.

A su vez estas experiencias nos demuestran las características poco estables del G20, un foro que es muy dependiente del contexto internacional, y de las iniciativas particulares de sus miembros. El foro tuvo un rol fundamental en momentos de crisis internacional y se presentó como una pieza central en la “gobernanza internacional”. No obstante, la realidad muestra que el grupo ha perdido fuerza a medida que las crisis que le dieron origen fueron desapareciendo.

En este sentido, el G20 se encuentra en un contexto delicado. A principios del 2022, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, propuso expulsar a Rusia del G20 por su invasión a Ucrania (Gómez, 2022). En consecuencia, frente a este escenario, el foro se encuentra dividido entre los que apoyan esta idea, como Estados Unidos, Canadá y Australia, y los que se oponen, entre los que se encuentran Rusia, China e Indonesia. Ahora, el verdadero problema es que esta disputa pone en juego la integridad del organismo y coloca a la Argentina en una situación delicada, teniendo que elegir entre apoyar la propuesta de Estados Unidos o adoptar una posición equidistante entre la potencia norteamericana y Rusia. Independientemente de la postura que tome el gobierno, todo el mundo está expectante a lo que suceda este noviembre en la ciudad de Yakarta, sede de la cumbre del G20 en 2022.

Bibliografía

Botta P. (2018). El impacto del G20 en la política exterior argentina: hacia una mayor interacción entre decisores y especialistas. Pensamiento Propio, 48, 33-51 

Deciancio, M. y Tussie, D. (2019). El recorrido de la membresía argentina en el G20 (1999-2018): ¿Qué logró como honest broker la Presidencia del Grupo en 2018? Revista Estado y Políticas Públicas. Año VII, Núm. 12, 165-177.

Frenkel, A. (2016). ” Muevan el mundo que me quiero subir”: Política exterior e integración regional en el gobierno de Mauricio Macri. 

Gómez M. (2022). Rusia se resiste a dejar el G-20 para no convertirse en un paria internacional. El País, https://elpais.com/internacional/2022-03-24/rusia-se-resiste-a-dejar-el-g-20-para-no-convertirse-en-un-paria-internacional.html

Hajnal P. (2019). The G20: Evolution, Interrelationships, Documentation. Toronto, Canadá: Routledge. 

Lejtman R. (2022). Alberto Fernández enfrenta el dilema geopolítico de apoyar a Joseph Biden en su decisión de expulsar a Rusia del G20. Infobae, https://www.infobae.com/politica/2022/03/26/alberto-fernandez-enfrenta-el-dilema-geopolitico-de-apoyar-a-joseph-biden-en-su-decision-de-expulsar-a-rusia-del-g20/

Merke F. y Zaccato C. (2018). Introducción: el G20 en tiempos inciertos. Pensamiento Propio, 48, 15-30. 

Schweitzer L. G. (2016). La trayectoria de Argentina y Brasil en el G20 entre 2008 y 2015. Buenos Aires, Argentina: Universidad Torcuato Di Tella.

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Mercosur: la oportunidad perdida

Por: Ezequiel Potap

Un proceso de integración implica la voluntad de los Estados en ceder soberanía en pos de un bien común. En estos procesos, las capacidades estatales se ven reducidas frente a un organismo supranacional encargado de administrar las facultades a las que los estados miembros renuncian.

Ejemplos de procesos de integración regional tenemos varios, pero el más conocido y exitoso es la Unión Europea. Dicha Unión, tal como la conocemos hoy y luego de años de evolución, nace con el Tratado de Maastricht en 1993. La ratificación de este acuerdo se da dentro de un periodo dorado para los acuerdos de comercio regionales, que se vio expandido por todo el mundo, incluida Sudamérica con la puesta en marcha del Mercosur.

Esta “era dorada” se debe en parte al consenso de Washington. Dicho consenso surge tras la caída de la Unión Soviética, y es el reflejo de un orden mundial liberal. La crisis financiera del 2008 fue un punto de quiebre del de este orden caracterizado por el libre comercia y la reducida injerencia estatal en la economía. Durante dicho periodo, los procesos de integración regional y el libre comercio florecieron como nunca, ello se puede ver en dos puntos fuertes: El primero, el surgimiento de gobiernos de corte liberal/neoliberal a lo largo y ancho del mundo. El segundo, mediante el fortalecimiento y surgimiento de nuevos procesos de integración regional como el ya mencionado, el ASEAN, la creación de una moneda común en la zona del euro, entre otros hitos de este tipo de organismos. 

La UE, es una muestra de la efectividad de los regionalismos en materia económica. La libre comercialización interna, la unificación monetaria, la figura de la UE como agente económico internacional sumado al respaldo que brinda a las naciones miembro, son unos de los tantos beneficios de esta. La creación de estas entidades supranacionales permitió al viejo continente tener una mayor estabilidad interna y a compartir un horizonte común mientras en conjunto pisan fuerte en la política internacional.

En Sudamérica, nace el Mercosur en el año 1991, tras la firma del Tratado de Asunción por parte de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. Este proceso dio sus frutos, el comercio entre las naciones miembro se quintuplicó, incrementaron inversiones y se desarrollaron fuertemente sectores productivos comunes, creándose cadenas de valor regional que persisten hoy en día. 

Un gran ejemplo de ello son los productos de la industria automovilística. Las empresas productoras crean o adaptan los vehículos que producen para cumplir con las exigencias de nuestro mercado, resguardado por un arancel externo común que garantiza un nivel de protección rentable para la industria. Si bien el tratado resultó exitoso en el aspecto comercial, las crisis y la negativa de los países miembros a ceder soberanía truncaron sus posibilidades de institucionalizar este desarrollo. La potencialidad de este es excepcional, pero requiere de compromiso por parte de los miembros y de cooperación continua en el diseño de políticas públicas que permitan a la unión sudamericana ser más que un mero tratado aduanero. La ineficacia de este ha llevado a países miembros a amenazar en reiteradas ocasiones con retirarse de Montevideo (sede del organismo) y/o abrirse al comercio mundial. 

Entonces ¿Es posible incrementar la efectividad Mercosur? La respuesta es: sí. El máximo exponente de que los regionalismos en países en vías de desarrollo son posibles, no es ni más ni menos que el ASEAN. La Asociación del Sudeste Asiático, fundada en 1967, muestra ser un efectivo proceso regional. Se aceleró a partir del consenso de Washington, cuando se adhirieron nuevos miembros relevantes tales como Vietnam. Esta unión fundada inicialmente para estabilizar una región sumamente turbulenta ha mostrado que mediante los consensos se puede hacer una construcción regional conjunta. Los logros en materia económica se visualizan, no sólo en el crecimiento exponencial del producto bruto interno de los países miembros, sino también en la formulación de políticas favorables a inversión mutua entre los miembros y en la apertura a capitales extranjeros. Un ejemplo puede ser el establecimiento de la zona bancaria libre en 2015. Dicha zona, prevé que los estados miembros puedan firmar tratados bilaterales que permitan a sus bancos actuar en los territorios de su socio con los mismos derechos y flexibilidades operativas que tienen los bancos nacionales, fortaleciendo la idea de comunidad económica del bloque. Estos avances se dan en un contexto político donde a pesar de las diferencias ideológicas y religiosas de los países, logran llegar a una idea común como región. Esto les permite crecer como tal y beneficiarse mutuamente, no solo de los beneficios económicos, sino también de los beneficios políticos que otorga ser miembro de una unión de este calibre. 

            Volviendo a Sudamérica, los beneficios que obtendremos al seguir los pasos del organismo par del sudeste asiático serían de una gran importancia. Latinoamérica al ser una de las mayores fuentes de productos agroalimentarios tiene el potencial de ganar mucha relevancia en el plano internacional, lo que les posibilita a los países miembros a estar mejor parados para las negociaciones con demás países y organismos internacionales tan recurrentes en el continente como el FMI. 

El desarrollo de cadenas regionales de valor alrededor de la producción agrícola, ganadera, pesquera, minera y de energía, al que se le puede sumar el impulso a las industrias de servicios deben ser el foco del proceso de integración. El Mercosur tiene grandes oportunidades en el aprovechamiento de su mercado interno y su cooperación para fortalecer su desarrollo para así lograr un cambio en su matriz social y productiva. Los problemas comunes tendrán soluciones comunes, el Mercosur es el lugar.

Bibliografía:

  1. Nuevo, M. (2021, 21 diciembre). ASEAN: una visión, una identidad y una comunidad para el sudeste asiático. El Orden Mundial – EOM. 
    https://elordenmundial.com/asean-sudeste-asiatico/
  2. Vectores. (2020, 27 mayo). En pocas palabras. MERCOSUR. https://www.mercosur.int/quienes-somos/en-pocas-palabras/#:%7E:text=Las%20potencialidades%20del%20MERCOSUR%20en,recursos%20energ%C3%A9ticos%20y%20tierras%20f%C3%A9rtiles
  3. Asociados, T. (s. f.). ¿Cuál será la situación económica del Mercosur después del Covid-19? TLC Asociados S.C. https://www.tlcasociados.com.mx/cual-sera-la-situacion-economica-del-mercosur-despues-del-covid-19/
  4. CEPAL. (2021). Boletín de comercio exterior del MERCOSUR.https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/47126/3/S2100413_es.pdf
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Integrar es la tarea II

Por Santiago Novoa

La realidad nos lleva a tener que repensar la relación entre la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, en la búsqueda de una convivencia armónica y de mutuo beneficio, justificada no sólo por la necesidad de racionalizar el gasto público, económico y social, sino por homogeneizar las medidas políticas de desarrollo social.
En la Ciudad Autónoma viven cerca de 3.000.000 de personas, mientras que desde los municipios vecinos diariamente ingresan más de 3.5 millones. En contraposición, sólo 9% de los porteños trabajan en el conurbano.
Antes de continuar, resulta necesario señalar que no puede pensarse en regionalización sin un programa demográfico, de repoblación, desarrollo e integración hacia el interior del país.
Debe pensarse en una articulación metropolitana; no puede entenderse la Ciudad de Buenos Aires sin la Provincia o a la Provincia sin la Ciudad. Se piensa al fenómeno metropolitano como una mancha que se extiende, en su lugar debemos figurar los límites entre ambas jurisdicciones como trazos marcados con fuerza que se borran tornándose difusos y convirtiéndolo en un terreno unificado que fluye en un perpetuo ir y venir.
Entendemos que los elementos básicos que pueden constituir una región son físicos, poblacionales, económicos y culturales. La Ciudad de Buenos Aires debe abrirse hacia la Provincia y acordar con sus vecinos políticas territoriales, de transporte, ambiente, seguridad, educación, salud y educación, que las integren. Esta coordinación de políticas debe evitar la duplicación de burocracias y optimizar los recursos destinados a la ejecución de las políticas públicas en cuestión.
De la redacción del art. 124 de la Constitución Nacional no surge que las regiones que pudieran crearse deban ser vistas como una nueva estructura política, mientras que la regionalización se trataría de un acuerdo orientado a la mejora de políticas públicas y el logro de una administración más eficaz de sus recursos económicos, favoreciendo al desarrollo económico y social de la entidad territorial establecida.
Desde estas líneas se propone la creación de la región “Riachuelo-General Paz”. La extensión de este espacio territorial común sería de alrededor de 40 km, partiendo desde el Norte en el límite con el Río de la Plata entre la Municipalidad de Vicente López y el Parque de los Niños, siguiendo el recorrido de la Av. General Paz hasta el Sur con la Av. 27 de Febrero y el Riachuelo, continuando por el curso de este último hasta su desembocadura en el Río de la Plata.
Tendría como finalidad ampliar la cooperación, el desarrollo equilibrado y sustentable común entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires a través de la colaboración entre los Municipios fronterizos, la mencionada Ciudad y las Comunas Porteñas lindantes con aquellos, se trataría de una zona urbana común conformada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y los Municipios Bonaerenses de Vicente López, General San Martín, 3 de Febrero, La Matanza, Lomas de Zamora, Lanús y Avellaneda.
Las finalidades de la región “Riachuelo-General Paz” se fundan en la necesidad de saltar fronteras naturales y artificiales tan taxativas como los son estas, impulsar una convivencia armoniosa, el desarrollo económico y social integral de las partes afectadas.
Para esto resulta menester que la mentada región cuente con facultades en Transporte, con herramientas que permitan crear una red pública que atraviese la totalidad de su extensión, sea ferroviaria, de colectivos o subterránea; extender la red de “metrobus” a los municipios parte; crear nodos de transbordo interjurisdiccionales; estacionamientos estratégicos para vehículos; etc. Seguridad, con la creación de una policía “fronteriza” que tenga potestad de actuar en toda la nueva región. Salud y Educación, integrando y complementando sus ofertas, infraestructura y políticas. Espacio Público y Medioambiente, con la absorción de las funciones de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) y la creación de nuevos espacios verdes.
Tal como hemos planteado en artículos anteriores, no podemos dejar que la excusa de la crisis nos condene a la inacción crónica. La integración del bloque urbano responsable de la situación social más crítica del país es tanto urgente como importante. Regionalizar en lugar de dividir; integrar es la tarea.

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Integrar es la tarea

Por Santiago Novoa

Cuando frente a un dilema hay que elegir entre dos opciones debemos tener una seguridad, que estamos equivocados. EL conflicto de los subsidios en el AMBA nos plantea un problema semejante; damos vueltas en torno a la discusión de si quitar o mantener los subsidios a una red de transporte ineficaz y un servicio eléctrico deficiente aunque la solución no estará en esta dicotomía que nos mantiene en la decadencia.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires se ha conformado como un distrito comparativamente rico frente al aglomerado urbano que lo rodea. Los residentes porteños históricamente cuentan con mejores servicios públicos y un Estado más preparado que sus vecinos. Esta situación, producto de divisiones políticas arbitrarias, genera una desigualdad que debería estar en el centro de las propuestas para honrar el federalismo.

Más allá de en qué argumento resida la justicia en la discusión de los subsidios, la necesidad de austeridad y racionalidad en el gasto público nos lleva a quienes nos preocupamos en soluciones de largo plazo a pensar caminos superadores. El problema estructural representado por el exceso de demandas con respecto a las posibilidades de respuesta del Estado se contrasta con la realidad de la Ciudad de Buenos Aires. Las fronteras políticas artificiales se erigen como barreras de dignidad, donde no pretendo eximir de responsabilidad las gestiones gubernamentales pero realzo la importancia de ir más allá.

Estos supuestos nos permiten repensar la relación entre la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma o al menos entre sus límites comunes, en la búsqueda de una convivencia armónica y de mutuo beneficio.

Ahora bien, sinceramente dudo que estos factores sean parte del análisis realizado por quienes, sin medir consecuencias, plantean la reducción de partidas a un distrito por meros objetivos políticos. Del mismo grado de irresponsabilidad es la incitación a la división realizada por algunos funcionarios porteños que prefieren la victimización a las propuestas concretas.

Las desigualdades entre porteños y bonaerenses son manifiestas. La arbitrariedad en la división política y de beneficios fiscales del territorio está dada, al igual que las posibilidades para comenzar a solucionar sus consecuencias perjudiciales. La última reforma constitucional en su artículo 124 estableció que las regiones que pudieran crearse surgen de acuerdos entre estados subnacionales orientados a la mejora de políticas públicas y al logro de una administración más eficaz de sus recursos económicos, favoreciendo al desarrollo económico y social de la entidad territorial establecida; esto supone un replanteo de las relaciones económicas y políticas entre el Estado Nacional, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las Provincias a partir de un diseño novedoso de la organización interna del territorio argentino; abriendo una puerta a un mecanismo que apunta a robustecer el federalismo a la par de racionalizar el gasto público. Esta conformación de regiones posibilita la cooperación en áreas centrales de la gestión.

Iniciar un proceso de regionalización entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires en torno a sus distritos fronterizos puede ser un camino útil para honrar los recursos públicos mientras se atenúan las desigualdades sociales. Es visible la necesidad de cooperación en materia de medio ambiente, espacio público, servicios públicos como salud educación o seguridad y transporte, por citar sólo algunos ejemplos. Cada uno de estos ámbitos debe tener un abordaje particular y consensuado, reservado a sus necesidades.

El debate de soluciones para el conflicto federal que está en agenda debe contar con una propuesta de regionalización. No podemos dejar que la excusa de la crisis nos condene a la inacción crónica. La integración del bloque urbano responsable de la situación social más crítica del país es tanto urgente como importante. La discusión sobre subsidios pasará, las desigualdades y los problemas estructurales persistirán. Regionalizar en lugar de dividir; integrar es la tarea.