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Ideas para el futuro Relaciones Internacionales

Balanza Comercial y oportunidades del agro argentino en el mercado asiático

Por: Ignacio Vaquer

Introducción

Argentina hace años que viene luchando contra un número de problemas que impiden un crecimiento sostenido de la economía que derive en el desarrollo real de todas las capacidades que poseemos tanto en materia de recursos naturales como humanos. Dentro de estos problemas se identifica uno en particular que su permanencia a lo largo del tiempo ha originado descalabros macroeconómicos que desestabilizan muchas variables de la economía argentina y no nos permiten llegar a ese necesario crecimiento económico productivo que se materialice en el rescate de millones de personas de la pobreza. Me refiero a la crisis del sector externo que sufrimos desde hace ya varias décadas a esta parte, es decir la imposibilidad de generar dólares al ritmo que la economía necesita para crecer sostenidamente y no seguir cayendo en fases de insostenibles de stop & go. Si bien existen distintas variables que podrían llegar a solucionarlo el presente artículo abordará la más importante de ellas: la generación de riqueza y la explotación sustentable del suelo que se traduzca en un aumento de las exportaciones de forma sustancial que engrose las reservas del país. Esto servirá para salir de la inestabilidad macroeconómica con la que Argentina convive hace años, se generen nuevos y mejores puestos de trabajo para que finalmente bajen los alarmantes niveles de pobreza que tenemos hoy.

Situación actual

El complejo exportador más importante del país, la agroindustria, tiene un grandísimo potencial que aún no llega a ser aprovechado al máximo. Dos acontecimientos históricos como son, por un lado, la guerra comercial entre Estados Unidos y China  y, por el otro, la invasión rusa de Ucrania ha profundizado el problema recién mencionado ya que es muy difícil contentar a occidente al mismo tiempo que se mantienen buenas relaciones con Rusia y sus aliados. Esto ha generado un quiebre entre Occidente y los mal denominados países del tercer mundo, lo que presenta una oportunidad única para la Argentina de actuar con un pragmatismo modélico que saque los frutos de este nuevo paradigma de cooperación Sur-Sur. 

No solo esto, los países beligerantes son dos de los mayores productores y vendedores de materias primas agropecuarias. Por ejemplo, en el caso de Ucrania, la campaña 2020/2021 lo ubicó como el cuarto exportador mundial de maíz con 24 millones de toneladas; el cuarto exportador de cebada con 4,2 millones de toneladas; y el sexto exportador de trigo con 20 millones toneladas. Mientras que Rusia se posicionó como el primer exportador a nivel mundial de trigo con 32,9 millones de toneladas, aunque posee una cuota de mercado de las exportaciones de maíz de apenas el 3%. Por otra parte, el gigante es también el mayor proveedor internacional de fertilizantes. En cuanto al aceite de girasol, ambos países combinados representaron el 78% de la oferta mundial (FAO, 2022). 

Estos números son claves para tener una mayor comprensión de las devastadoras consecuencias de la invasión rusa a Ucrania. Actualmente, en plena guerra, los niveles de producción han sufrido numerosos golpes en comparación con los números recién observados. Según las estimaciones de la FAO, el trigo sufrirá una baja en la exportaciones de 5 millones de toneladas en Ucrania y de 3,5 millones en Rusia. Los cereales secundarios por su cuenta tendrán una reducción de exportaciones de 12,5 millones de toneladas en Ucrania y de 2 millones en Rusia (FAO, 2022). A las problemáticas propias de la guerra y los esfuerzos para continuarla, se suma en Ucrania la probable destrucción de infraestructura agroindustrial que podría agravar la situación. Es por eso que aquellos Estados que son importadores de estos productos están buscando nuevas relaciones para satisfacer sus demandas internas. 

El mercado asiático, ¿una oportunidad?

Frente a este escenario, Argentina puede ocupar parte de ese rol y, en base a una eficiente diplomacia comercial hacia el exterior e inversiones productivas en su interior, agrandar la producción, engrosar las exportaciones y, por consiguiente, tener una balanza comercial aún más favorable. En este sentido, el Asia-Pacífico hoy es la región en donde se concentran los movimiento geopolíticos de las dos potencias, pero no solo eso, sino que muchos de sus países registran crecimientos notables en los últimos años y, por lo tanto, gozan de una clase media en franca expansión que demanda más y más bienes de origen agropecuario. Según datos del Banco Mundial, para 2021 y con el mundo aun levantándose de la pandemia, la región creció a un ritmo del 5,7%. Asimismo, se debe destacar que, en el año 2020, mientras la mayor parte de las economías del mundo caía de forma estrepitosa, esta región en su promedio solo sufrió una caída de apenas el 0,176%, cifra extraordinariamente menor. 

En cuanto a las características de la región, el crecimiento está notablemente liderado por China que viene con una expansión económica sostenida de hace 30 años por arriba del 6% (exceptuando el año de pandemia con un 2%). No obstante, más allá del gigante asiático hay otros países que han tenido resultados muy buenos como Singapur (7% en 2021), India (casi 9% en 2021 y por arriba del 6% ente 2013 y 2018), Bangladesh (por arriba del 5% entre 2004 y la actualidad excepto 2020), Vietnam (arriba del 5% entre 1988 y la actualidad salvo 2020 y 2021), Indonesia (por arriba del 3% desde el 2000 hasta la actualidad) y así podríamos continuar por un buen rato (Banco Mundial, 2021). Ahora, si bien Argentina hoy encuentra en India, Vietnam e Indonesia a tres de los diez principales destinos de las exportaciones del país (INDEC, 2022), el potencial para aumentarlas es aún mayor. 

Asimismo, cuando hablamos del producto por excelencia que lidera las exportaciones argentinas (la harina y los pellets de soja), Malasia aparece, con un total de 546,65 millones de USD FOB y una incidencia del 4,46% del total, como uno de los principales importadores de dicha mercancía. Es en este producto donde Argentina es un jugador fundamental, siendo para el año 2019 el cuarto exportador más importante a nivel mundial (OIL WORLD, 2021). La ventaja comparativa del país en cuanto a la harina y pellets de soja es que lo que se consume internamente es mínimo, por lo que casi la totalidad de la producción es para exportación, mientras que en Asia es un producto con una demanda impresionante. Es por eso que Vietnam e Indonesia fueron dos de los principales compradores el año pasado con el 12,20% y 11,70% de incidencia respectivamente. China en el mismo año ocupó casi el 30% de la producción mundial del mismo, pero a diferencia de Argentina, su destino es el consumo nacional. También se encuentra en Corea del Sur a otro actor importante en la balanza comercial ya que el resultado del intercambio bilateral arrojó en 2021 un superávit a favor del país por más de mil millones de dólares (INDEC, 2022).

Vistas a futuro

            Por otra parte, la firma del RCEP (‘Regional Comprehensive Economic Partnership’ por sus siglas en inglés), el acuerdo de libre comercio más importante por volumen comercial, cantidad de personas involucradas y algunas de las economías más avanzadas del mundo, presenta una oportunidad muy importante debido a la buena relación que mantenemos con sus socios, sobre todo con China y los países mencionados anteriormente. Otra de sus partes firmantes, Australia, en el último tiempo ha tenido roces al más alto nivel institucional con el gigante asiático debido a diferentes temáticas. En este escenario, su posición como un aliado importante de Estados Unidos y el Reino Unido hasta la guerra en Ucrania o en cuestiones de seguridad y la exclusión de compañías chinas de la red 5G australiana, hicieron temblar las exportaciones agropecuarias australianas, sumado a varias sequías que azotaron el país en los últimos años. Hay que tener en cuenta que China es el principal destino de las exportaciones australianas (alrededor del 30% del total) y, por lo tanto, seguir de cerca las rispideces entre estos países y llevar a cabo una correcta diplomacia comercial podrían derivar en que la Argentina ocupe ese espacio, al menos en lo referente a carne vacuna o trigos y cereales. 

Asimismo, el acuerdo de Argentina y el gigante asiático para que el primero forme parte de la Ruta de la Franja y la Seda ha cimentado las bases para seguir construyendo hacia adelante la relación con China en una gran variedad de rubros. La iniciativa impulsada por Xi Jinping, que intenta emular la ruta antigua que convirtió a China en una potencia cientos de años atrás, es de igual manera un acontecimiento revolucionario. En el marco del proyecto, el país asiático invertirá grandes sumas de dinero a lo largo y ancho del mundo para obras de infraestructura pública, eléctrica, comercial, de transporte, etc. En el caso de Argentina, el estado ya tiene comprometidos al menos 23 mil millones de dólares en inversiones productivas y en financiamiento para desarrollos locales en infraestructura y energía principalmente. El litio de Catamarca, el reacondicionamiento del Belgrano Cargas y la puesta en funcionamiento de una central nuclear en la Provincia de Buenos Aires, son algunos de los proyectos que se pondrán en práctica en el marco del memorando firmado entre las dirigencias tanto de Argentina como China. Seguir en esta senda de acuerdos económicos es fundamental para ampliar la oferta exportadora del país hacia ese continente. 

El otro gigante de Asia es India, quien decidió no formar parte del RCEP por razones domésticas. La democracia liberal más grande del planeta es un socio de muchísimo peso para Argentina, siendo el cuarto socio comercial en el año 2021 con una cifra récord mayor a 5600 millones de dólares que se espera sea superada este año con un intercambio alrededor de los 7 mil millones. Además, otro dato importante es que la balanza comercial bilateral arroja datos muy positivos a favor con un superávit de casi 3mil millones en 2021, convirtiéndose en el segundo más importante para las cuentas nacionales. 

Ya en abril de este año en una visita del canciller Cafiero el presidente indio Narendra Modi había aceptado elevar la importación de harina de soja a 550.000 toneladas. En esta reunión se tocaron también otros temas de vital relevancia como la seguridad alimentaria y la agroindustria en los que ambas partes son jugadoras de peso, ya sea por oferta como por demanda. Asimismo, el mandatario ratificó el apoyo al ingreso de la Argentina al BRICS. Es menester recordar que hasta la firma este año del Tratado de Libre Comercio entre el MERCOSUR y Singapur, el otro único TLC que tenía Argentina (por dentro del bloque regional) con otro país asiático era justamente aquel firmado con la India durante la presidencia de Néstor Kirchner, pero el cual contiene un número muy acotados de productos. Incluso durante el 2019 se intentó ampliar el TLC, pero no hubo muchos avances en ese sentido ya que se continuaron las negociaciones por otros medios. Seguir implementando desde el MERCOSUR como bloque tratados que pragmáticamente beneficien a la Argentina – y al bloque en general – es fundamental para construir alianzas que a futuro potencien al país y se traduzcan en ganancias materiales que mejoren el bienestar de la sociedad.

            Argentina se posiciona como uno de los países líderes en biotecnología aplicada al agro. En los últimos meses la producción argentina de soja con tecnología HB4 (resistente a la sequía y a la salinidad) mediante la empresa Bioceres, recibió la aprobación del organismo de control chino, lo que promete ser un antes y un después para la producción agrícola en cuanto a las exportaciones a aquel país y esperando que más organismos de otros países se sumen a la decisión. Esta nueva semilla permitirá expandir la frontera agrícola en el país, ser más eficientes en la producción y posicionarnos aún más en la vanguardia biotecnológica del sector agroindustrial. Mismo camino está realizando el trigo con tecnología HB4 que se espera sea aprobado de acá a un tiempo. Es necesario seguir fortaleciendo los vínculos con la región de esta manera por la incidencia que la misma ya tiene en el presente, pero aún más por la que tendrá en el futuro. 

Conclusión

Como reflexiones finales podemos decir que el desafío al que se enfrenta el país es realmente complicado ya que el lugar de peso que se desea ocupar en la arena internacional también lo quieren otros países que producen y exportan los mismos productos que Argentina. El desafío justamente está en ser aún más atractivos mediante la estabilización macroeconómica, la seguridad jurídica y una burocracia acorde a las inversiones locales y extranjeras. Lo conseguido hasta ahora es muy importante en lo referente al comercio con la región del Asia-Pacífico, pero aún queda mucho por realizar, pero para eso es primordial que la clase dirigente tenga una vista pragmática a largo plazo que mediante la diplomacia comercial con la mayor variedad posible de países aumente considerablemente las exportaciones, engrose las reservas y dejemos de sufrir la restricción externa que impide el crecimiento.

Oportunidades de acercamiento con la región como la Iniciativa de la Franja y la Ruta o las excelentes relaciones que se obtuvieron en el último tiempo con distintos países asiáticos marcan el camino correcto hacia un futuro promisorio en el mediano y largo plazo. Como ya se ha mencionado, el ascenso en el poder adquisitivo de millones de personas en los países asiáticos que engrosa la clase media demandante de productos primarios es una excelente salida para el sector agroindustrial nacional. Sería muy importante en lo posible agregarle valor a los productos primarios argentinos que se dirigen a esa región para así generar un ingreso aún mayor de divisas ya que actualmente la gran mayoría de lo que se envía al mercado asiático sale con nulo o poco valor agregado. El potencial es enorme y depende en gran medida de las habilidades de los dirigentes. 

Bibliografía:

– Banco Mundial (2021). Datos de página web oficial del Banco Mundial . Disponible en: https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=MY&most_recent_value_desc=true

–  FAO (2022). CL 170/6 – Repercusiones del conflicto entre Ucrania y la Federación de Rusia en la seguridad alimentaria mundial y asuntos conexos en relación con el mandato de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

– INDEC (2022). Informes técnicos. Vol. 6, nº 12, Comercio exterior. Vol. 6, nº 1, Intercambio comercial argentino, Cifras estimadas de diciembre de 2021. Disponible en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_01_223173EDC303.pdf

– Oil World (2019). Extraído de la Bolsa de Comercio de Rosario. https://www.bcr.com.ar/es/mercados/investigacion-y-desarrollo/informativosemanal/noticias-informativo-semanal/breve-0

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Oportunidades y desafíos en la relación Argentina-India

Por: Eric Puiia

Si algo ha evidenciado la historia los últimos años es que el tablero en las relaciones internacionales ha cambiado en comparación con décadas anteriores. Algunos podrán coincidir y otros no, pero el mainstream dicta que el clásico mundo unipolar luego de la Guerra Fría, donde la potencia hegemónica era Estados Unidos, ha sido puesto en jaque. Existen distintos indicios que invitan a pensar la declinación del mismo como superpotencia en un sistema unipolar. Más aún, la globalización y el desarrollo económico y tecnológico que se dio con el pasar de los años en gran parte del mundo terminó por integrar al sistema grandes mercados que antes no participaban del comercio mundial. Causa o consecuencia, esto contribuyó a la emergencia de nuevos actores con relevancia en el sistema internacional. Desde la creciente influencia china en todos los ámbitos posibles hasta el surgimiento de preponderantes bloques como los BRICS, esto abre la puerta a un sinfín de oportunidades y desafíos.

¿NUEVOS ACTORES?

El caso que nos interesa es la relación entre Argentina y la India. El país del sur de Asia es considerado una potencia emergente con cada vez más influencia tanto regional como mundialmente. La relación entre el mismo y Argentina representa grandes instancias de cooperación y vinculación en los más diversos sectores, desde el espacial y tecnológico hasta el cultural o social. 

Según datos del Banco Mundial, India cuenta con un PIB de 3.17 billones de dólares, ubicado de esta manera dentro de las diez economías más grandes del mundo. A su vez, es el segundo país más poblado con 1.39 millones de habitantes —sólo por detrás de China— y cuenta con una superficie de 3.2 millones de km² siendo el séptimo país más grande del mundo. India es miembro del bloque económico BRICS, grupo que comparte con grandes potencias mundiales y potencias emergentes, entre ellas Brasil, Rusia, China y Sudáfrica. Actualmente, el bloque tiene una gran influencia política, económica y militar en el sistema internacional agrupando gran parte del porcentaje mundial en PIB, superficie, población, entre otros. 

Una de las posibilidades de entablar o profundizar una relación bilateral con países que están cada vez más integrados al sistema mundial es la de diversificar el intercambio comercial, tecnológico, energético, etc., del país. En este sentido, analizar un conflicto actual como la guerra rusa-ucraniana podría servirnos de ejemplo. La invasión está dejando a gran parte de Europa en las garras de una crisis energética debido a que su suplidor principal está en el bando contrario. De no haber dependido esencialmente del gas ruso y haber contado con otras alternativas, los países europeos podrían haber llevado a cabo y mantener más sanciones contra, en este caso, Rusia. Por lo tanto, diversificar el intercambio comercial se podría entender como un punto clave en pos de un contexto y futuro internacional impredecible, y aún más cuando las relaciones entabladas son asociaciones estratégicas. Asimismo, en el caso de Argentina, profundizar relaciones y/o vínculos económicos ya sea multilateral o bilateralmente podría ser visto como una de las tantas soluciones a diversos problemas internos como la falta de inversiones extranjeras o la escasez de divisas. El reto se encuentra en la capacidad del país de diversificar su oferta exportadora y en la evaluación de oportunidades de insertar productos de mayor valor, permitiendo mejorar paulatinamente la inserción y el vínculo comercial con el respectivo país (Rubiolo, 2014).

ASPECTOS DE LA RELACION ARGENTINA-INDIA

Desde el inicio formal de las relaciones diplomáticas entre Argentina y la India en 1949 podemos destacar la estabilidad y el constante crecimiento en la cooperación bilateral. Lo interesante del vínculo es que, mientras la política exterior de Argentina con respecto a los principales centros mundiales de poder (Estados Unidos, Europa, China, Rusia, entre otros) ha variado según las preferencias del gobierno de turno, la relación con la India ha mantenido su centralidad y su carácter estratégico a lo largo del tiempo (Russo, 2022). Esto puede ser entendido debido a que, desde el establecimiento de las relaciones, las agendas de política de exterior de ambos países tendieron a coincidir en la mayoría de elementos. Así, durante gran parte del siglo XX, la neutralidad, el desarme, el no alineamiento y la cooperación sur-sur fueron algunos de los puntos en común (Russo, 2022). 

Posteriormente, el crecimiento económico e industrial indio durante el siglo XXI dio lugar a distintos acuerdos comerciales entre Argentina e India, así como también con el MERCOSUR. Esta continuidad en el vínculo, lógicamente, contribuyó a aumentar no solo el volumen en el intercambio comercial, sino también a diversificar y ampliar las esferas de cooperación entre ambos países, elevando la relación bilateral a “asociación estratégica” en el 2019. En este sentido, durante las últimas semanas del mes de agosto de 2022 se dieron varias reuniones entre funcionarios argentinos e indios, destacándose entre ellas la reunión entre el canciller argentino y el ministro de Asuntos Exteriores de la India. Si bien se discutieron temas económicos, comerciales, estratégicos, entre otros, el asunto que destaca es el apoyo del país asiático para que la Argentina pueda ingresar a los BRICS (Cancillería Argentina, 2022). 

Al analizar la balanza comercial argentina de los primeros seis meses del año 2022, las exportaciones hacia el país del sur de Asia representaron el 6,1% del total de las mismas, siendo así el 4to socio comercial, solo por detrás de Brasil, Estados Unidos y China (Cancillería Argentina, 2022). Asimismo, durante el mismo periodo de tiempo, el 2,3% de las importaciones argentinas provinieron de India, con una balanza superavitaria para la Argentina (Cancillería Argentina, 2022). Con una gran población y en vistas a ser el país más poblado del mundo en años siguientes, el país asiático representa un mercado gigante para la inserción comercial de productos argentinos, especialmente productos de origen agropecuario y primarios, teniendo en cuenta la complementariedad de estos con la industria manufacturera india (Rubiolo, 2014). El volumen de las exportaciones de estos productos podría aumentar considerablemente en el corto y el largo plazo. De esta manera, la expansión de la demanda de materias primas procedente de los procesos de modernización desarrollados e implementados en países como India tienden a coincidir con la tradicional oferta exportable argentina (Bolinaga, 2013). 

OPORTUNIDADES PARA ARGENTINA

Como vimos, los productos argentinos exportados al país asiático provienen mayormente del sector primario de la economía. Sin embargo, la India también es destino, aunque en menor volumen, de manufacturas de origen industrial como vehículos de transporte (principalmente de personas) y de combustibles y energía, como gasoil (INDEC, 2022). En la actual coyuntura, cabe analizar una ocasión que podría haber sido y podría ser un gran ingreso de divisas al país. Luego de la pandemia del COVID-19, el consumo y la demanda de electricidad y energía en el país asiático aumentó notoriamente. Esto sumió al territorio en una crisis energética debido a la imposibilidad de hacerle frente al fenómeno y dejando sin insumos ni combustibles a las centrales eléctricas. Con el potencial que representa Vaca Muerta —segunda reserva mundial de gas— para el país y con la estrecha vinculación entre ambos países, si Argentina hubiera desarrollado efectivamente una industria de exportación de combustibles, gasoil y productos derivados alrededor de la misma, podría haber comercializado insumos que India requiere frente a su crisis y desarrollar ese aspecto comercial a largo plazo. Pese a esto, otras instancias de cooperación se presentaron en torno a Vaca Muerta, por ejemplo, la petrolera india ONGC Videsh Limited propuso desarrollar áreas junto a YPF en la reserva.

Por otro lado, otro sector que puede resultar en beneficios mutuos es la esfera militar. Tras las últimas reuniones entre ambas naciones, Argentina expresó su interés en aviones de combate fabricados en la India. Esto representa una gran alternativa para el país respecto a nuevos mercados de armamento militar. En este sentido, el país del sur de Asia se maneja con relativa autonomía política internacional debido a sus atributos y su posición en el sistema mundial. Ante esto, la posibilidad para Argentina de poder adquirir armamento y quedar exento de las trabas británicas al momento de obtener armamento podría ser visto con buenos ojos. 

India es uno de los mayores importadores en el ámbito militar. A través de INVAP, empresa que busca posicionarse como proveedor de radares a escala internacional, Argentina podría gestionar la venta de determinados productos y tecnologías en materia de defensa. Asimismo, la oferta de la misma podría extenderse a más ámbitos, como el energético. Tal fue así la exportación argentina en marzo de una planta de producción de radioisótopos por parte del INVAP y la asistencia tecnológica de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en la puesta en marcha de esta instalación en el país asiático. De esta manera, los vínculos en cooperación nuclear y energética se pueden seguir ampliando en el marco del acuerdo entre ambos países sobre cooperación en los usos pacíficos de la energía nuclear, firmado en el año 2010.

De modo idéntico, ante la falta de divisas en la Argentina, atraer y promover inversiones extranjeras resulta una gran necesidad y la relación entre ambas naciones presenta un terreno favorable para esto. Varias empresas del país asiático se han instalado o cuentan con presencia en el territorio como es el caso de TCS, Godrej, Hero, entre otras. Asimismo, empresas argentinas podrían ver al mercado sudasiático como una región a la cual expandirse, como fue el caso de Globant en informática, Bagó en el sector farmacéutico y TECHINT en el sector de fabricación (Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad de La Plata [IRI], 2020, p.3). Por lo tanto, en virtud de una relación bilateral con cada vez más instancias de cooperación, resulta fundamental crear un ambiente interno político, económico y socialmente propicio y estable para la llegada de inversión extranjera, así como también para el crecimiento y desarrollo de empresas argentinas en el exterior. 

¿ENTONCES?

El vínculo entre India y Argentina goza de un gran estatus que abarca diversos sectores considerados estratégicos para el desarrollo de una nación y un gran intercambio comercial que puede aumentar en el futuro inmediato. En consideración de una posible entrada de Argentina a los BRICS, los lazos con el país asiático no sólo se tornan indispensables, sino que también pueden estrecharse aún más. Oportunidades y desafíos se hacen y se harán presentes en el transcurso de las relaciones entre ambos países. Tanto India como Argentina tienen grandes situaciones a resolver puertas adentro. Entre tantos otros, la desigualdad social, la pobreza, la depreciación de la moneda y la falta de infraestructura son algunos de ellos. Sin embargo, el establecimiento de una relación bilateral basada en fuertes vínculos económicos, cooperación en ámbitos estratégicos, asistencia mutua y tantas otras instancias beneficiosas de vinculación entre ambos países puede ser visto como una de las numerosas posibles soluciones para los problemas internos y el desarrollo del país.               

BIBLIOGRAFÍA

Russo, S. (2022). “Por fuera de la grieta”: sobre la relación bilateral Argentina-India. Análisis de Coyuntura.

Rubiolo, M. F. (2014). El rol de las economías emergentes en el siglo XXI: el caso de India en América Latina y su vinculación con Argentina. Temas y debates, (27), 101-121.

Bolinaga, L. D. (2013). Potencias en ascenso y países periféricos: la vinculación comercial de Argentina con el BRIC.

Cancillería Argentina (20 de julio de 2022). Comunicado de prensa Nº 384/22: “Las exportaciones argentinas registraron en junio un nuevo récord histórico”. Recuperado de: https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/las-exportaciones-argentinas-registraron-en-junio-un-nuevo-record-historico

Cancillería Argentina (26 de agosto de 2022). Comunicado de prensa Nº 443/22: “India apoya el ingreso de Argentina a los BRICS”. Recuperado de: https://www.cancilleria.gob.ar/es/actualidad/noticias/india-apoya-el-ingreso-de-argentina-los-brics

Ministerio de Economía; Energía; Comisión Nacional de Energía Atómica (31 de marzo de 2022). “Reunión con el embajador indio para avanzar con la cooperación bilateral”. Recuperado de: https://www.argentina.gob.ar/noticias/reunion-con-el-embajador-indio-para-avanzar-en-cooperacion-bilateral

Ministerio de Economía (16 de agosto de 2022). Massa recibió al embajador de la India para aumentar las exportaciones y las inversiones. Recuperado de: https://www.argentina.gob.ar/noticias/massa-recibio-al-embajador-de-la-india-para-aumentar-las-exportaciones-y-las-inversiones

Zonavalue.com (19 de mayo de 2022). ¿Por qué la India se enfrenta a su peor crisis energética en más de seis años? Recuperado de: https://zonavalue.com/noticias-bolsa/por-que-la-india-se-enfrenta-a-su-peor-crisis-energetica-en-mas-de-seis-anos

Indec (20 de julio de 2022). Intercambio comercial argentino. Cifras estimadas de junio de 2022 (Informes técnicos / Vol. 6, n° 134). https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ica_07_22F9FCC49C3F.pdf

Zona Militar. (27 de agosto de 2022). India confirma el interés de las FAA por el caza HAL TEJAS. Recuperado de: https://www.zona-militar.com/2022/08/27/india-confirma-el-interes-de-la-fuerza-aerea-argentina-por-el-caza-hal-tejas/

Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad de La Plata. (2020). BREVE INFORME SOBRE LAS RELACIONES INDIA-ARGENTINA, PROVINCIA DE BUENOS AIRES. https://www.iri.edu.ar/wp-content/uploads/2020/06/informe-India-Argentina-videoconf-junio.pdf

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El giro a la izquierda latinoamericana

Por: Sofía Ventura

El giro a la izquierda en Latinoamérica

Con el reciente triunfo del candidato por Colombia Humana Gustavo Preto en el país latinoamericano, aumenta la cantidad de gobiernos de izquierda y con ello las especulaciones acerca de una nueva marea rosa en América Latina. Ahora, la incógnita es si será un proceso que tendrá continuidad a mediano o largo plazo, o si se convertirán tan sólo en cambios pendulares en la región.

EL ORIGEN

La marea rosa fue una oleada de gobiernos de izquierda que comenzó en 1998 con la victoria de Hugo Chávez en Venezuela y continuó posteriormente con la llegada al poder de candidatos como Lula da Silva en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, Néstor Kirchner en Argentina, Rafael Correa Delgado en Ecuador, Daniel Ortega en Nicaragua, Fernando Lugo Méndez en Paraguay y Mauricio Funes Cartagena en Honduras. Se denominó de tal forma para indicar la “moderación” de sus ideas en relación con el comunismo, cuyo color representativo era el rojo. Esta primera oleada surge a raíz del descontento popular con los resultados de los cambios sociales, económicos y políticos causados por las medidas neoliberales del Consenso de Washington. Quienes lograron aglutinar las demandas y liderar las protestas de la población, llegaron al poder en búsqueda de romper con tales políticas económicas. Pese a los distintos matices, los gobiernos de izquierda concebían un interés en común en tomar medidas para revertir el aumento de la pobreza y desigualdades socioeconómicas mediante una mayor intervención del Estado en el mercado, como también cambios en la redistribución de la riqueza. Además, buscaban mejorar las oportunidades de los grupos desfavorecidos y brindarles protección social contra las inseguridades que suponía el mercado (Roggeband, C. 2021). 

Gracias a los precios récord de las materias primas que les brindaron condiciones económicas idóneas, los gobiernos fueron capaces de llevar a cabo muchas de las ideas propuestas. Si bien varios estudios han confirmado que fueron capaces de disminuir de manera significativa la pobreza, no lograron progresos en cuanto a la redistribución de la riqueza debido a sus fracasos por reducir la concentración de ingresos de los grupos situados en la cúspide de la pirámide social de cada país. (Badia i Dalmases, F. 2018). Según las cifras presentadas por Investigación Nacional de Muestras de Domicilios, el número de brasileños en la miseria se redujo un 19,18% entre el 2003 y el 2005, durante los tres primeros años de Gobierno de Lula da Silva; mientras que, de acuerdo con datos del INDEC, en 2006 la pobreza en Argentina se redujo al 31,4% respecto del primer semestre de 2004 con Néstor Kirchner, que había alcanzado un 44,3%

A esta primera marea rosa le siguió un corto período con gobiernos de derecha, aunque no tan marcado y sobre el cual no entraremos en detalle. Sin embargo, en los últimos tiempos se puede ver una creciente tendencia a volver a optar por gobiernos de izquierda, pero, ¿cómo se explica el retroceso de la derecha? 

DECLIVE DE LA DERECHA 

Los partidos de derecha que gobernaron la región han padecido una aguda y generalizada pérdida de apoyo en los últimos tiempos. Aunque algunos países, como Argentina y Venezuela ya se encontraban en crisis antes, el cambio en la decisión de los votantes se explica en gran medida a partir del enojo de la población frente al malestar social y económico que la crisis sanitaria por COVID-19 y la tensión por la guerra ruso ucraniana ocasionaron en todo el globo. La inflación, los largos períodos de aislamiento preventivo, el aumento de la pobreza, la falta de vacunas y los miles de muertos son solo algunas de las consecuencias. 

De acuerdo con la edición de junio de 2020 del informe del Grupo Banco Mundial, sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita (Banco Mundial, 2020). Frente a este escenario, la derecha ha perdido poder ya que sus medidas no han logrado dar respuestas satisfactorias a los problemas que azotan a la región. Sin embargo, los hechos demuestran que en muchos países el descontento incluso viene desde antes de la pandemia. A partir de 2019, se han dado grandes manifestaciones sociales en Latinoamérica, como por ejemplo una serie de protestas en Venezuela contra el Gobierno de Nicolás Maduro, en Ecuador contra Lenín Moreno y en Chile contra el Gobierno de Piñera, las cuales tenían como fin último mejorar el bienestar de los ciudadanos. Muchos autores, como el argentino Andrés Malamud, han llegado a afirmar que la región atraviesa una “crisis de representatividad” en la cual los partidos políticos ya no serían capaces de responder a las exigencias de los ciudadanos, sino solamente a sus intereses personales.

Lo cierto es que desde 2018, los ciudadanos de diversos países han decido optar por candidatos progresistas cuyas agendas apuestan por dotar de una mayor importancia a temáticas como la protección del medioambiente contra el cambio climático, paridad de género, la redistribución de la riqueza, las energías renovables, otorgamiento de nuevos derechos civiles y la afirmación nacional frente a actores externos. Inclusive países en los que la izquierda nunca había gobernado, como es el caso de Colombia, han logrado llegar al poder, sumándose al bloque de izquierda conformado por Perú, Bolivia, Venezuela, Argentina, Chile, entre otros. 

En este contexto también cabe la posibilidad de que Brasil se sume a esta ola, luego de que en los últimos meses se percibiera una inclinación por parte de la opinión pública de volcarse hacia el líder del Partido de los Trabajadores (PT), Lula da Silva. Según las encuestas publicadas por el Instituto Data folha el 19 de agosto, el expresidente obtuvo el 47% de intenciones de voto, seguido del actual gobernante Jair Bolsonaro con un 32%. 

DESAFÍOS PARA LA “NUEVA” IZQUIERDA

Pese a su ascenso al poder, los nuevos gobiernos de izquierda ya presencian conflictos internos en sus territorios que ponen en duda una prolongada estadía en el poder. Gabriel Boric, el joven presidente de izquierda en Chile, quien apenas llegó al poder el pasado 11 de marzo, debió hacer frente al rechazo de la nueva Constitución en el plebiscito que se llevó a cabo este domingo 4 de septiembre. Alberto Fernández, actual presidente de Argentina por el Frente de Todos, también ve difícil una relección luego de que su imagen pública decayera tras escándalos, internas dentro de la coalición y una imparable inflación. Pedro Castillo, presidente de Perú, ha sido víctima de reiterados intentos de destitución luego de que se lo acusara por corrupción e ineficiencia. 

Lo cierto es que los presidentes de Chile y Perú han visto colapsar sus índices de legitimación en cuestión de meses; en Argentina, los líderes de izquierda ven con pocas esperanzas una reelección, mientras que en Brasil el futuro es aún incierto. Ante esta situación, se avecina un complejo período para las democracias latinoamericanas, en donde la fortaleza de sus instituciones será crucial para superar la crisis política, social y económica que atraviesan. 

EL CASO ARGENTINO

La victoria de Alberto Fernández en Argentina frente al presidente de ese entonces, Mauricio Macri, marcó el comienzo de la seguidilla de derrotas de la derecha en el resto de la región. El líder de la coalición Cambiemos, había llegado al poder en diciembre de 2015, acabando con los 12 años de gobiernos kirchneristas. Antes de asumir la presidencia, el centro derechista prometía corregir el déficit fiscal, disminuir la inflación y lograr pobreza cero. Sin embargo, según estudios del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), tales promesas estuvieron lejos de volverse realidad. La inflación acumulada de 2019 registró un 53,8%, el nivel más alto en 28 años, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y, desde su asunción hasta poco antes de acabar su mandato, el precio del dólar se incrementó de 9,85 pesos a 62,9 pesos, lo que equivale a un incremento del 539% en cuatro años de gestión. Sumado a esto, la tasa de desempleo, según varios organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial o la CEPAL, se situó en el segundo trimestre de 2019 en un 10,1%. En este contexto, el préstamo al Fondo Monetario Internacional por más de US$50.000 millones terminó por deteriorar su imagen pública.  

De esta manera, los problemas económicos acumulados y agravados a lo largo de años presentaron un punto de partida desalentador para Alberto Fernández, quien además debió enfrentarse a la crisis sanitaria por COVID-19 desatada en marzo de 2020. El presidente ha sufrido múltiples críticas por su manejo de la pandemia, siendo sólo algunas la falta de vacunas, los 100.000 fallecidos, la fiesta en Olivos, el prolongado aislamiento preventivo obligatorio y una inflación galopante que ya tenía antecedentes. Como consecuencia, el oficialismo sufrió una aplastante derrota durante las elecciones legislativas en 2021 y perdió Quórum en el Senado. Esto obligaría al Frente de Todos a negociar y generar consensos con la oposición, dificultando los procesos de toma de decisiones.

CONCLUSIONES

En conclusión, la nueva izquierda llegó al poder en un contexto global complejo que limita su margen de acción en comparación con los gobiernos de la primera marea. Los recién llegados no gozan de la bonanza económica que sí tuvieron sus predecesores gracias al boom de las commodities, enfrentándose así al desafío de cómo financiar las reformas propuestas.  

Por otro lado, muchos de los gobiernos no cuentan con grandes mayorías en los congresos, por lo que deberán hacer concesiones y llegar a acuerdos para lograr la toma de decisiones. (Padinger, G. 2022). Con el deterioro de la imagen pública de los líderes y la crisis de representatividad que afecta al sistema político, pareciera que ningún partido, independientemente de su ideología, tiene asegurada al cien por ciento una larga estadía en el poder. Es menester mencionar que en el año en el que habría comenzado el giro hacia la izquierda, también se dio la victoria de los derechistas Abdo Benítez en Paraguay y Jair Bolsonaro en Brasil, dos años más tarde la de Lacalle Pou en Uruguay y en 2021 Guillermo Lasso en Ecuador. Por éstas razones, resulta prematuro ponderar el fenómeno de la nueva izquierda en la región. Los gobiernos deberán dar solución a los problemas que afectan sus territorios rápidamente en pos de recuperar el apoyo de la población si desean mantenerse en el poder por más períodos. Aún queda por ver lo que sucederá en las elecciones en Brasil y Argentina para saber cómo va a devenir el tablero político de América Latina.

Bibliografía

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Desarrollo Económico e Innovación Desarrollo Humano Ideas para el futuro Observatorio Relaciones Internacionales

Crecimiento y Desarrollo: El rol de China en la proyección argentina desde una óptica subnacional y sus consecuencias en el desarrollo social

La estrategia de relacionamiento externo de China es objeto de críticas desde diversos ámbitos. Uno de los cuestionamientos relaciona a la asociación con la República asiática con un detrimento de las variables sociales producto de la explotación económica. La presente investigación indaga sobre las consecuencias sociales del relacionamiento comercial con China por parte de las provincias Argentinas en el período 2004-2019.

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Ideas para el futuro Relaciones Internacionales

Relaciones República Popular China-Argentina: la cuestión Taiwán

Por: Carolina Perez Quiroga

La cuestión taiwanesa pareciera ser uno de los ejes rectores de la política exterior de la República Popular China (RPC). De hecho, el reclamo “una sola China” consiste en la existencia de una autentica China y en la unificación de esta. Esta demanda, luego, es apropiada por la RPC de modo tal que el reclamo se centra en la legitimidad de este país como la auténtica China. Siguiendo la teoría de la Escuela Inglesa de las Relaciones Internacionales (Bull, [1977]2012), esta política puede ser vista como una norma fundamental para la política exterior de la RPC y para la socialización con los demás países. Este conflicto se encuentra latente desde hace décadas y, esporádicamente, las chispas se encienden. Históricamente, la Argentina ha tomado una postura de no intervención respecto de los asuntos internos de los estados. Si bien la Argentina no es un factor determinante en este conflicto, dependiendo del curso de acción que tome se podría ver perjudicada geopolítica y económicamente, por ejemplo, con los acuerdos ligados a la ruta marítima de la seda o la renovación del Acuerdo de SWAP e incluso perjudicarlos acuerdos para sanear la deuda con Estados Unidos. 

Inicio del Conflicto 

El conflicto comenzó luego de la Segunda Guerra Mundial cuando Japón pierde una isla la cual pasa a ser gobernada por China con el consentimiento de Estados Unidos y Reino Unido. Mientras tanto, en 1927 acontece la guerra civil china entre los comunistas y los republicanos nacionalistas. Cuando los segundos son derrotados y se establece la República Popular China, una gran proporción de militantes, incluido su líder, escapan a Taiwán donde instauran la Republica China. Dado el contexto internacional, una amplia cantidad de países reconocieron a la segunda República como legítima. Ahora bien, en 1979, çEstados Unidos cambia formalmente su postura respecto a esta cuestión posicionándose del lado de Mao con el objetivo de explotar la rivalidad chino-soviética en el contexto de la Guerra Fría. Sin embargo, informalmente, continuaba siendo el principal aliado de la Republica China. Desde ese momento en adelante, el apoyo por parte de los países a Taiwán entró en declive. Hasta la fecha solo 15 países reconocen a la República China como la auténtica China. Si bien la meta “una sola China” es perseguida por ambas partes, esta pareciera haber sido apropiada por la República Popular China quien obtuvo la posibilidad de representar a China en la Organización de las Naciones Unidas. 

Los vínculos Argentina-RPC

En sus comienzos, la postura de la República Argentina fue ambivalente, al igual que la de la gran mayoría de países que se encontraban en su posición. En un primer momento, la Argentina se abstuvo a la Resolución 2.758, la cual lidiaba con la “Restauración de los derechos legítimos de la República Popular de China en las Naciones Unidas”. No obstante, en 1972, finalmente, la Argentina reconoció a la República Popular China. Aun así, el mero reconocimiento diplomático no fue suficiente. Es por esta razón que tanto la República Popular China como la Republica China intentan asegurar el apoyo de los países por medio de la provisión de asistencia para el desarrollo económico (Maggiorelli, 2020). En ese sentido, las relaciones económico-comérciales entre la República Popular China y la Argentina se han intensificado dado que el primer país no solo compra materias primas provenientes de actividades primario-extractivas, sino que también hace grandes desembolsos en IED. Slipak (2014) destaca que esta situación también se puede observar con los países del Cono Sur salvo con Paraguay, porque no reconoce a la Republica Popular como la auténtica China.  

Los vínculos que establece la Republica Popular con nuestro país no solo están ligados a cuestiones económicas, sino que también están estrechamente relacionados a la cuestión Malvinas. En vez de tomar el principio de autodeterminación de los pueblos, la Argentina se ampara en el principio de la integridad territorial el cual implica la abstención de la “amenaza o uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier estado, o de cualquier otra manera incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas” (art 2, UN). Aplicándolo al caso taiwanés y siguiendo a Oviedo (2015) y a Cinti (2018), la Argentina entendió que el conflicto lo debía resolver la Republica Popular en su ámbito doméstico sin la intervención de organismos internacionales. De este modo, la Argentina obtendría el apoyo que busca y necesita para resolver el problema de Malvinas. No es menor que la RPC posea el poder de veto en el Consejo de Seguridad.  

 A su vez resulta imperativo considerar la importancia de las relaciones entre la Argentina y Estados Unidos. Escudé en Realismo Periferico (1992) plantea que “la política exterior de un tal país debe tener […] el perfil más bajo posible en todos aquellos temas en que la política del país se contrapone con la de las potencias dominantes, y debe adaptar sus objetivos políticos a los de la potencia dominante en su región” (p. 45). Siguiendo a Escudé, la política exterior argentina se debería alinear con la de Estados Unidos no solo por su poderío militar que justifica su rol de hegemón regional sino también por los problemas económicos que afligen a la Argentina ligados al histórico mecanismo de toma de deuda. Sin embargo, tomar esta decisión implicaría poner en riesgo al principal socio comercial de la República Argentina: la República Popular China. En ese sentido el país del sur se encuentra en una encrucijada. Si se posiciona fuertemente a favor de la República Popular, sufrirá la política reaccionaria de la RPC sabiendo que este es un comportamiento natural que ya ha sido utilizado con otros países. Ahora bien, si se posiciona enérgicamente a favor de la RPC, Estados Unidos podría dificultar el acceso de la Argentina al crédito internacional.

La búsqueda de un punto medio 

Resulta evidente que tanto la Argentina como la República Popular China comparten un interés político, estratégico y económico que se demuestra en los desembolsos de IED. Es por esta razón que la Argentina, históricamente, priorizó la relación con la Republica Popular debido al papel que ejerce este país en la contienda por la hegemonía global. Si bien es posible que nos encontremos en una encrucijada con una potencia en ascenso que posee un nacionalismo feroz (Schweller, R. L, 2014), es clave tener en mente las oportunidades que tenemos dada nuestra posición geográfica y nuestra relación con la Republica Popular para utilizar ambas como un recurso de poder en las negociaciones con Estados Unidos para obtener el financiamiento que necesita la Argentina. Es por ello que no debemos posicionarnos con vehemencia a favor de la República Popular China contra la Republica China. 

Bibliografía

  • Bull, H. (2012). The anarchical society: a study of order in world politics. Bloomsbury Publishing.
  • Cinti, F. (2018). ¿Una política de Estado? La política exterior argentina (1999-2017) hacia la República Popular China analizada desde la alternancia política.
  • Escude, Carlos, El realismo periférico: fundamentos para la nueva política exterior argentina, Buenos Aires, Planeta, 1992.
  • Maggiorelli, L. (2020). La cooperación internacional de China en el marco de la política de “una sola China” en América Latina y el Caribe. Revista Internacional de Cooperación y Desarrollo, 2(7), 139-162.
  • Oviedo, E. D. (2015). El ascenso de China y sus efectos en la relación con Argentina. Estudios internacionales (Santiago), 47(180), 67-90.
  • Schweller, R. L. (2014). China’s aspirations and the clash of nationalisms in East Asia: A neoclassical realist examination. International Journal of Korean Unification Studies, 23(2), 1-40.
  • Slipak, A. M. (2014). América Latina y China: ¿cooperación sur-sur o Consenso de Beijing?
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Ideas para el futuro Relaciones Internacionales

Argentina frente al crimen organizado en la Triple Frontera

Por: Zoe Paz

En el marco del proceso de globalización, las fronteras se convierten en puntos de interconexión donde las organizaciones criminales han encontrado un contexto favorable para consolidar importantes estructuras con actividades transnacionales y en donde el control estatal es completamente desafiado (Garzón & Avellaneda, 2018). Tras el fin de la Guerra Fría,  Latinoamérica se convirtió en una de las regiones más violentas del mundo por el incremento de actividades delictivas como: crimen organizado transnacional (COT). El COT es una forma de amenaza internacional que se corresponde a las llamadas zonas grises entre los conflictos de alta / baja intensidad. 

En este sentido, la seguridad ciudadana se convierte en el principal problema que aqueja al país, dada la impunidad al interior del aparato judicial y su inasistencia en las zonas más afectadas por el crimen (Ceballos, 2018). El COT responde a una lógica de retroalimentación donde el contrabando y lavado de dinero se destacan por ser las herramientas para el aumento de otros delictos  (Garzón & Avellaneda, 2018). Su presencia indica problemas de gobernabilidad, es decir, indica un vacio de poder del Estado, o bien una debilidad institucional para controlar su territorio (Yunan, 2020). 

Un ejemplo es la Triple Frontera (TF) de Argentina-Brasil-Paraguay, escenario donde confluyen el terrorismo, mafias, tráficos, etc., y conlleva a caracterizar esta región como una de las mayores economías ilegales del hemisferio occidental (Garzón & Avellaneda, 2018). La TF abarca una superficie de unos 2.500 Km con y comprende las ciudades de Foz de Iguazú (Brasil), Ciudad del Este (Paraguay) y Puerto Iguazú (Argentina). Estas ciudades comienzan a cobrar importancia dado su vigoroso crecimiento ligado a tres importantes obras de infraestructura: el puente internacional de la Amistad, el puente internacional Tancredo Neves y la represa hidroeléctrica de Itaipú (Ceballos, 2018). 

Adicionalmente, la TF es un corredor geopolítico que beneficia a grandes bloques económicos como el Mercosur, en el que confluyen los países latinos en sus relaciones comerciales. Es decir, las dinámicas de crimen organizado transnacional que se presentan en esta región constituyen una amenaza para la seguridad y el comercio de Latinoamérica. Debilitan y repercuten en los flujos comerciales establecidos en la región. 

InSight Crime destaca tres tipos de actores: los extranjeros, como el grupo terrorista libanés Hezbollah vinculado a Irán (que colabora con varias mafias); los actores criminales del Estado, redes criminales que operan dentro del gobierno de un país y que tienen relación directa con actores de los NOC o FOC; y los nacionales que se originan en el país de análisis y tienen capacidad internacional, como el Comando Vermelho de Brasil o mafias de Argentina. 

Mafias Argentinas

Estas organizaciones son las encargadas de desarrollar los negocios para la provisión, tráfico y posterior venta al menudeo en los mercados argentinos. se encargan de los grandes cargamentos que son introducidos en Argentina desde Bolivia o Paraguay por vía aérea a través de las denominadas «lluvias blancas» (Prado, 2016)

En Argentina, las organizaciones criminales adoptan una estructura más pequeña pero igual de peligrosa; no se habla de grandes carteles, sino de “clanes familiares”. Estos son el germen del crimen de la región. Son estructuras autóctonas con un alcance loca. La mayoría de estos clanes circunscriben su accionar a la zona en la cual tienen cierto control sobre la comunidad, e incluso sobre las autoridades permitienoles ejercer un alto nivel de fiscalización (Yunan, 2020). 

Los clanes familiares han modelado el mapa criminal en Argentina. Pero la expansión del mercado de consumo de estupefacientes, la corrupción carcelaria y la falta de coordinación entre autoridades para enfrentar estos grupos están creando el ecosistema perfecto para su prosperar (Salomón, 2019).  Los clanes argentinos  comienzan a desarrollar su labor criminal con actividades básicas, como el narcomenudeo, para luego expandirse incorporando el lavado de activos, el contrabando y la trata y tráfico de personas. A medida que el negocio crece, los clanes comienzan a construir “alianzas” con fuerzas policiales y judiciales para asegurarse la impunidad, pero también tejen redes con el poder político local (SAMPÓ & QUIRÓS, 2018)

La ciudad de Rosario, ubicada sobre el rio Paraná, es considerada como la meca de este fenómeno. Este territorio en la zona de guerra por el control territorial entre unos cuantos clanes familiares. Una de las más prominentes es el Clan de la familia Cantero, que dirigen la organización Los Monos, y a su vez se disputaban contra el Clan Bassi por el mercado de estupefacientes. Una vez que estos fueron apresados, la tasa de homicidios cae, al igual que una gran cantidad de políticas y jueces (Salomón, 2019)

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) identifica a Misiones como el área principal de reclutamiento. De allí las chicas son llevadas para ser explotadas en prostíbulos de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos, Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego (Zsögön, 2013).

Por otro lado, la provincia que está más infectada con estos clanes es Corrientes. En cuanto a Córdoba, una nueva modalidad de trata temporal —conocida como trata exprés, que se basa en la desaparición temporal de las víctimas, que luego de un breve periodo son restablecidas a sus lugares de origen, para luego ser captadas y tratadas nuevamente. — denota vinculación directa con el narcotráfico al captar mujeres adictas para ser utilizadas con fines de explotación sexual (SAMPÓ & QUIRÓS, 2018). Uno de las accionares criminales que afectan a Argentina de manera mas directa es el secuestro y trata de personas. La TF es una ruta de tráfico internacional de seres humanos: niños, niñas y adolescentes son vulnerables al reclutamiento para explotación sexual comercial. Los principales destinos son Argentina y España. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) identifica a Misiones como el área principal de reclutamiento sexual. De allí las chicas son llevadas para ser explotadas en prostíbulos de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos, Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego.

Por otro lado,  la zona también funciona como guarida para los grupos terroristas donde las actuaciones en los atentados ocurridos en Argentina durante los años noventa han comenzado, según dictámenes firmados por la Unidad Fiscal de Investigación AMIA, en la Triple Frontera.

Accionar Argentino

En los informes anuales que elabora el Departamento de Estado de los Estados Unidos, Argentina fue calificada como uno de los “principales países proveedores de precursores químicos” susceptibles de ser utilizados en la fabricación ilícita de drogas. Adicionalmente, fue incluido en el grupo de “principales países de lavado de dinero” en los informes publicados en los años 1996, 2013, 2014 y 2015. 

En el ambito bilateral, con Bolivia se firmo un convenio para reforzar los controles en zonas fronterizas; con México, a fin de reforzar la cooperación en torno al intercambio de información; y otro Brasil para fortalecer la cooperación y mejorar el intercambio de información sobre criminalidad organizada transnacional.  

En el ámbito multilateral, el gobierno argentino en 2018 se comprometió a crear una “task force” contra el crimen internacional y el narcotráfico para el Noreste argentino, en conjunto con analistas de inteligencia de la DEA (Administración de Control de Drogas, agencia estadounidense), quienes capacitaron a un grupo de efectivos de la policía de Misiones y de fuerzas federales para seguir de cerca los movimientos de las bandas criminales. Argentina forma parte de convenios multilaterales de cooperación que configuran herramientas útiles para la persecución de grupos criminales, como la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional. También se lanzó el Europa-Latinoamérica Programa de Asistencia contra el Crimen Transnacional. Si bien hay una serie de convenios, operaciones y acuerdos en la lucha contra la ilegalidad, la contrainsurgencia sabía entorpecía por la poca cooperación por parte de los gobiernos argentino, brasilero y paraguayo. En el caso de Argentina, el juzgado federal de primera instancia que tiene competencia en la TP es El Dorado, hasta tanto no se habilite el Juzgado Federal de Puerto Iguazú. En el primer cuatrimestre de 2022, hubo 27.000 causas en la secretaría de ejecuciones fiscales, 13.000 causas en la secretaria penal y 10.000 causas en la secretaría civil siendo el plantel técnico de 22 personas. Además, el secuestro en los tres primeros meses fue de más de 45 toneladas de marihuana, de 10.000 pastillas de MDMA, de 180 kilogramos de cocaína, de 335 millones de pesos en mercadería en infracción al código aduanero. Todo ese caudal de causas es gestionada por una estructura que se diseñó y planificó para una realidad de 1985 (La voz de misiones, 2022). 

Conclusión

Las nuevas amenazas que aquejan a los Estados son transnacionales, superan las fronteras de los mismos. Ningún país puede garantizar protección infalible por sí solo. Esto hace indispensable establecer una cooperación regional para eliminar el problema del territorio y no generar el “efecto cucaracha”. Esto último sucede cuando un Estado, de manera unilateral, aumenta su fuerza contra el crimen organizado haciendo que estos últimos se vean obligados a relocalizarse.

No obstante, los esfuerzos se han visto obstaculizados por la corrupción endémica dentro de la policía, los sistemas de justicia penal y los gobiernos de estos países parte. Las redes de corrupción son las que facilitan y posibilitan el accionar de las organizaciones criminales (SAMPÓ & QUIRÓS, 2018). Entre los problemas también se encuentra un salario y nivel de capacitación deficiente, falta de equipo y financiamiento, técnicas de aplicación de la ley y códigos penales inadecuados, abusos de Derechos Humanos y falta de leyes contra el blanqueo de dinero débiles y su aplicación. 

La Triple Frontera se ha convertido en una zona geográfica de gran importancia geopolítica y geoestratégica para el crimen organizado trasnacional, debido a la facilidad con la que estos grupos crean sus redes criminales a lo largo de toda la región, donde adicionalmente se favorecen las actividades ilícitas por la informalidad en el empleo de las ciudades fronterizas y el número de personas que allí habitan. Es por ello que el accionar de los Estados parte es de gran relevancia a la hora de la lucha contra el crimen organizado. 

Es necesaria una mejora continua de las capacidades de enjuiciamiento de los tres países involucrados en el crimen organizado y el crimen financiero, así como de la capacidad policial para responder a los incidentes armados. Se precisa ir más allá de acuerdos bilaterales aislados y tomar el problema desde bloques regionales. El problema de la existencia del COT no afecta solo a Argentina, Brasil y Paraguay, sino que también a sus vecinos. la región es mucho más que criminalidad y corrupción, es también turismo familiar, es naturaleza, es el medio que no rechaza sino que incentiva a los países en vías de desarrollo a salir de la pobreza, la desigualdad y de economías poco estables. Es ir por el camino del desarrollo, no de transitar por la marginación hacia la ilegalidad y, lo más importante, la Triple Frontera es un indicador de recursos naturales por preservar.

Bibliografía

Ceballos, G. C. (2018). El crimen organizado transnacional como una amenaza híbrida para la Triple Frontera (Argentina, Paraguay y Brasil). Revista Científica General José María Córdova, 43-61

Garzón, C. A., & Avellaneda, D. A. (2018). Características y desafíos del crimen organizado transnacional en la Triple Frontera: Argentina-Paraguay-Brasil. Criminalidad, 9-28.

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Prado, J. C. (2016). Crimen organizado: la frontera boliviano-argentina. Nueva Sociedad, 120-130.

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SAMPÓ, C., & QUIRÓS, L. (2018). Las estructuras criminales en Argentina y las iniciativas de cooperación estatal para combatir su avance. Revista SAAP, 337-358.

Yunan, S. (2020). Instituto de Relaciones Internacionales. ¿Las políticas públicas llevadas a cabo en Argentina durante el siglo XXI son eficientes para erradicar el crimen organizado? La Plata.

Zsögön, M. C. (2013). EXPLOTACIÓN SEXUAL COMERCIAL INFANTIL EN LA TRIPLE FRONTERA ENTRE ARGENTINA, BRASIL Y PARAGUAY. Revista do Centro de Educação e Letras, 110-128.

La voz de misiones. (16 de 05 de 2022). Juez Federal alertó sobre avance del crimen organizado en la Triple Frontera. Obtenido de La voz de misiones: https://www.lavozdemisiones.com/provinciales/juez-federal-alerto-sobre-avance-del-crimen-organizado-en-la-triple-frontera/

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Mercosur: integración necesaria

Por: Ezequiel Potap

El MERCOSUR es un proceso de integración regional que abarca a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Nacido en el tratado de asunción en 1991, enarboló hasta mediados de los 2000, la bandera de la integración regional en el continente sudamericano.

Su integración se estancó en una unión aduanera incompleta, esquivando un crecimiento que abarque diferentes temáticas, en las cuales los países son sumamente interdependientes. Los motivos de ese congelamiento, que ha dejado en estado crítico a la Unión, se pueden deber a diferentes factores, donde resalta sobre todo el político. ¿Pero es solo esto lo que interfiere en el fortalecimiento de la integración?

La respuesta es no. En una primera instancia es importante hacer una comparación con otros procesos de integración regional, como los es ASEAN. La ausencia de éxito político del MERCOSUR es multifactorial, no es un yugo directo de una contraposición ideológica entre los presidentes de turno, sino también en la falta de un enemigo común. En el caso de la ASEAN, desde sus inicios hasta hoy, se pretendió siempre desligarse de los imperialismos, tanto regionales (China), como extracontinentales (EEUU).

La historia cumple un rol fundamental explicándonos este tipo de fenómenos que padecemos hoy día. En el caso latinoamericano no hay una amenaza externa a la seguridad del continente y tampoco hay una nación claramente preponderante históricamente que se pueda imponer. Ejemplo de ello, es el impulso que tuvo el sudeste asiático con la convención de países no alineados en Bandung en 1955 y la conformación de la ASEAN en 1965, 26 años antes que el MERCOSUR.

Haciendo a un lado lo político, el aspecto cultural resulta sumamente relevante en la potenciación de la integración y conformación de un bloque regional sólido, que no depende de los vaivenes de la política interna de sus miembros. Es necesario la creación de una noción mercosureña en nuestro país y los integrantes de la Unión a fin de posibilitar una mayor solidez. Ejemplo de ello puede ser visto en la Unión Europea, con la noción europea que se ha logrado instalar.

El aspecto simbólico constituye un pilar para ello. Un ejemplo burdo y quizás no buscado es la patente MERCOSUR para automóviles. Constituyendo una visión hermenéutica, la simbología cotidiana influye en la perspectiva social. En el caso Europeo tenemos la utilización de la bandera de la Unión Europea como símbolo reafirmante de la pertenencia, fortaleciendo de este modo la noción Europea. Tres generaciones de europeos nacieron con una bandera de la Unión Europea en sus edificios públicos.

La verdadera integración, al igual que pasa dentro de países plurinacionales, tiene dos dimensiones fundamentales; la identitaria, condición necesaria para la conformación de una ciudadanía común; y la de infraestructura, donde el factor logístico constituye un factor elemental en la integración. En la actualidad el comercio en el MERCOSUR depende fundamentalmente del transporte por tierra mediante camiones, si bien es un medio utilizado vastamente a lo largo y ancho del mundo, algo que caracteriza unánimemente a la región es su pésima infraestructura vial. Por tanto y entonces, se convierte en algo costoso y tedioso que termina por desalentar el intercambio. Es por ello que es fundamental incentivar otras vías disponibles de uso como las hidrovías y aún más, la intercomunicación ferroviaria.

La hidrovía constituye un factor clave en el aparataje de costes y a su vez en el volumen de exportaciones, que posibilita la exportación no solo dentro del bloque sino al exterior. Este último punto es fundamental para la región norte de Argentina y Paraguay en general.

Por otro lado se encuentra el sistema ferroviario que ha mostrado su importancia a lo largo del mundo. Dentro del bloque, Argentina cuenta con un sistema ferroviario desarrollado y con una gran potencialidad producto de su pasado y actual renacimiento. La geografía de la frontera (foco del comercio) está caracterizada por un gran flujo fluvial por lo que un sistema ferroviario sería costoso de desarrollar, aunque permitirá eludir las dificultades climáticas que interpelan al transporte fluvial.

Dicha conectividad fomenta ampliamente el crecimiento del volumen de exportaciones internas y externas del bloque en sí, y facilita a regiones lejanas a la costa atlántica a acceder a exportaciones a un menor costo. Ello haría mucho más competitiva la producción regional, permitiéndonos exportar no solo materias primas, sino manufacturas con sello MERCOSUR.

En la actualidad las redes ferroviarias existentes de los países miembros no se encuentran articuladas. Su ampliación facilitaría el intercambio entre las subregiones sudamericanas y abriría puertas a una integración futura. 

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Desarrollo Económico e Innovación Observatorio

Los efectos fiscales de los fondos anticíclicos subnacionales

Por: Ezequiel Jacofsky

El intento de resolver los profundos descalabros macroeconómicos que acucian al país requiere la consideración de dos cuestiones insoslayables: el rol de las políticas contracíclicas y el federalismo fiscal.

Con respecto a lo primero, las políticas macroeconómicas pueden caracterizarse como procíclicas o contracíclicas según si se mueven en tándem con el ciclo económico. Políticas procíclicas son aquellas que inducen el aumento del gasto público con caída de impuestos durante los períodos de crecimiento económico, mientras que acompañan a los períodos de recesión con austeridad y mayor presión impositiva. Si bien este tipo de políticas han abundado entre los países latinoamericanos (Vegh & Vuletin, 2014), sus efectos perniciosos a nivel social y económico, como los señalados por Braun y di Gresia (2003) y McManus y Ozkan (2015), conducen a recomendar la implementación de políticas contracíclicas como condición de posibilidad para el desarrollo a mediano y largo plazo (Ocampo, 2011).

A su vez, en las repúblicas federales como la argentina analizar la política fiscal en particular requiere abordar la cuestión del federalismo. Este componente institucional implica que los gobiernos nacional y subnacionales tienen sus propias fuentes de recursos fiscales autónomas, lo que se complementa con un esquema de distribución y redistribución de recursos desde el Ejecutivo nacional hacia las provincias: la Coparticipación Federal de Impuestos, definida por ley y automática, sumado a las Transferencias No Automáticas (TAN), que son discrecionales. Adicionalmente, ambos niveles de gobierno participan de la ejecución del gasto público: entre los años 2009 y 2020, el promedio del Gasto Público Consolidado total es del 43,4 %, siendo que a Nación le corresponde el 56,1% de dicho gasto y a las provincias y CABA, el 36,3% (Ministerio de Economía, 2022). Entonces, la aplicación de políticas contraciclicas no puede limitarse al ámbito nacional, en tanto que no sólo las provincias ejecutan un tercio del gasto público, sino que, además, este se caracteriza por ser especialmente procíclico (Sturzenegger & Werneck, 2006). Concretamente, políticas contracíclicas nacionales deben ser acompañadas por políticas del mismo tipo a nivel subnacional. 

Los fondos anticíclicos se encuentran entre las principales políticas de carácter contracíclico; tienen ya cierta historia en la Argentina (Braun & Gadano, 2007). En 1999 se sanciona la primera ley sobre responsabilidad fiscal, la Ley 25.152, mismo año en que aparecen los primeros fondos provinciales; no tuvo los efectos esperados producto de la crisis de 2001. Luego, en 2004, se sanciona la Ley 25.917 de Responsabilidad Fiscal, la cual insta tanto al Ejecutivo nacional como a las provincias a crear fondos, recomendaciones que efectivamente siguieron cierto número de gobiernos provinciales. Este tipo de leyes pusieron especial énfasis en las reglas fiscales; una regla fiscal es “una restricción permanente (o duradera) de la política fiscal, que se expresa a través de indicadores de los resultados fiscales” (2007, p.55). Sin embargo, no tuvieron éxito en inducir un ejercicio de la política macroeconómica responsable fiscalmente. La relación entre fondos anticíclicos y resultados fiscales es más profunda y fundamental aún, en tanto que de los resultados fiscales depende si los primeros cumplirán eficazmente con su objetivo estatutario: reducir el impacto socioeconómico de las recesiones por medio de los recursos acumulados en los años de crecimiento. El superávit fiscal sumado al crecimiento económico es una condición necesaria para que existan los excedentes suficientes que habiliten recursos a ser destinados al fondo; de lo contrario, corre el riesgo de convertirse en un instrumento procíclico (Gadano, 2003).

De este modo, la cuestión que aborda este artículo es la relación entre los fondos anticíclicos subnacionales y el equilibrio fiscal. Concretamente, cabe preguntarse si son suficientes dichos fondos para inducir el equilibrio que requieren para ser eficaces o si, por el contrario, los fondos por si solos son insuficientes. La expectativa es que la creación de fondos anticíclicos subnacionales produzca un mayor equilibrio fiscal provincial, lo que se observa con el resultado financiero de cada provincia; se prestará atención a si el balance entre sus ingresos y gastos totales fue deficitario o superavitario. Para contrastar este argumento se analizarán provincias que varían en su tamaño poblacional, partidos oficialistas y estructuras productivas. Con el fin de considerar el total de gastos estatales, se tomará en cuenta el resultado financiero -y no el resultado primario-: a su vez, se considerará la Administración Central y Organismos Descentralizados, y no la Administración Pública No Financiera, por una cuestión de disponibilidad de datos.

La Ciudad de Buenos Aires creó su fondo anticíclico en diciembre de 2003 por medio del Decreto Nº 2.368/03. Para 2005, dicho fondo acumulaba $418,6 millones; no se publicaron datos al respecto en los presupuestos anuales de los años previos ni subsecuentes (Uña & Bertello, 2007). Ahora bien, ¿cuáles fueron los resultados financieros desde 2003 en adelante? Al finalizar dicho año, la Ciudad tenía un resultado financiero positivo de $401 millones. Un año más tarde, el resultado financiero ascendía a $804 millones, el cual descendió luego a $405 millones en 2005. No se registró un resultado financiero negativo sino hasta 2006, donde este fue de -611$ millones, y no tuvo un nuevo resultado positivo hasta 2010.

 Mendoza es otra provincia que muestra buenos resultados fiscales tras la implementación del fondo, constituido a través de la ley N° 7314 de “Adhesión a la Ley Nacional N° 25917”, entrando en vigor en 2005. Este pasó de $165 millones en 2007 a $877 mil en 2016 (Vega et al., 2018). Durante ese período, los años 2006 y 2008 cerraron con un resultado financiero positivo -$276 millones y $100 millones, respectivamente-, mientras que 2007 tuvo un cuarto trimestre negativo tras tres trimestres positivos. Esta tendencia se quiebra en 2009, año que acaba con un resultado negativo de -$558 millones, coincidiendo con la primera gran caída de los recursos del fondo anticíclico, reduciéndose de $146 millones en 2008 a $38 millones, tras la caída de la recaudación provincial. El fondo no percibió incrementos en sus recursos desde entonces, lo que se condice con años sucesivos con resultados financieros negativos, que van desde -$59 millones en 2010 hasta -$3.882 millones en 2015.

Otras provincias que adhirieron a la Ley de Responsabilidad Fiscal y crearon sus propios fondos fueron Córdoba y San Juan. La primera de estas, cuyo fondo fue constituido en agosto de 2004 a través de la Ley 9.175, consiguió un resultado financiero positivo en 2004, 2005 y 2006, para luego incurrir en déficit en todos los años hasta 2010, cuando obtuvo un resultado de $1.135 millones, solo para volver a caer en 2011. Por su parte, San Juan creó su fondo en diciembre de 2004 con la Ley 7.567 y contó con resultados financieros positivos todos los años siguientes hasta 2021.

Hasta aquí, la experiencia de las provincias mencionadas muestra que la implementación de fondos anticíclicos se correlaciona con un equilibrio fiscal en el corto plazo, pero no en el mediano o largo plazo, salvo por el caso sanjuanino. El fondo de CABA fue creado en 2003 mientras que el resto fueron creados por impulso de la Ley de Responsabilidad Fiscal de 2004, por lo que podrían existir factores contextuales políticos o económicos que explican los resultados fiscales, implicando que su relación con los fondos anticíclicos es espuria. Por lo tanto, es pertinente evaluar los resultados fiscales de otras tres provincias, Río Negro, Formosa y Misiones, todas las cuales implementaron fondos entre 1999 y 2001 (Cetrángolo et al., 2002).

Río Negro constituyó el suyo en febrero de 2001 por medio de la Ley 3.502, año que acabo con un resultado financiero negativo; fue positivo en todos los años del período 2002-2007, siendo negativo, nuevamente, en 2008. Formosa creó su fondo en diciembre de 1999 con la Ley 1.298 y presentó resultados financieros negativos en 2001 y 2002; desde 2003 el resultado es positivo, lo que no se revierte hasta 2019. Finalmente, Misiones creó su fondo por medio de la Ley VII – Nº 37 en mayo del 2000, año que acaba con un resultado financiero negativo, al igual que el año 2001; solo desde 2003 se visualiza un resultado positivo sostenido hasta 2006. Estos últimos casos muestran una relación aún menos clara entre fondos anticíclicos y equilibrio fiscal. Si bien estas provincias obtuvieron resultados superavitarios durante cierto tiempo, y, en ocasiones, por períodos bastante extendidos, no fueron inmediatos.

Siguiendo el panorama trazado puede observarse una tenue correlación entre la institución de fondos anticíclicos y equilibrio fiscal en el corto plazo, como muestran CABA, Mendoza, Córdoba y San Juan, con esta última obteniendo equilibrio en el largo plazo. No obstante, el hecho de que en las primeras tres provincias este se haya roto en los años sucesivos muestra que los fondos anticíclicos no son una herramienta suficiente para inducir prudencia y austeridad en las cuentas provinciales de forma sostenida. Esto se ve reforzado si consideramos a las provincias que implementaron fondos antes de 2001, las cuales ni siquiera consiguieron equilibrio fiscal en los años inmediatos posteriores a la creación de los fondos. 

La insuficiencia de este tipo de política contracíclica como mecanismo de estabilización fiscal obliga a preguntarse cómo puede complementarse para propiciar dicha estabilización. Al respecto, no solo es necesario compromiso político para con el ejercicio responsable de la política fiscal, el cual es más complicado de conseguir en un país con vaivenes económicos constantes, sino que también debe atenderse el diseño institucional de las políticas contracíclicas. Siendo más específico, debe tenerse muy en cuenta, por ejemplo, el grado de discrecionalidad con el que cuenta el Poder Ejecutivo para disponer de los recursos del fondo, las cantidades máxima y mínima de dinero que puede contener el fondo, la claridad con la que se definen los momentos en que puede legítima y legalmente utilizar dicho dinero o la capacidad de enforcement de la autoridad encargada de monitorear su utilización. En síntesis, las políticas contracíclicas como los fondos anticíclicos sin más son insuficientes para conducir hacia un escenario de mayor estabilidad macroeconómica y menor volatilidad del ciclo económico. Más bien, se necesita poner especial atención tanto al contexto socioeconómico en el cual se implementan este tipo de políticas, así como, y esto es fundamental, a su diseño institucional.

BIBLIOGRAFÍA

Braun M. & di Gresia, L. (2003). Towards Effective Social Insurance in Latin America: The Importance of Countercyclical Fiscal Policy. Inter-American Development Bank. https://www.cippec.org/wp-content/uploads/2017/03/2382.pdf 

Braun M. & Gadano, N. (2007). ¿Para qué sirven las reglas fiscales? Un análisis crítico de la experiencia argentina. Revista CEPAL, 91, 53–65. https://repositorio.cepal.org/handle/11362/11170?locale-attribute=en

Cetrángolo, O., Jiménez, J.P., Devoto, F. & Vega, D. (2002). Las finanzas públicas provinciales: situación actual y perspectivas. CEPAL. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/4835/1/S0210823_es.pdf

Dirección de Análisis de Política Fiscal y de Ingresos. Ministerio de Economía. (2022). Gasto Público Consolidado 2009-2020 por Finalidad y Funciónhttps://www.argentina.gob.ar/economia/politicaeconomica/informe-gasto-publico-consolidado-2009-2020 

Dirección Nacional de Asuntos Provinciales. Ministerio de Economía. (2021). Ejecución Presupuestaria Provincial. https://www.economia.gob.ar/dnap/ejecuciones.html 

Gadano, N. (2003). Rompiendo las reglas: Argentina y la Ley de Responsabilidad Fiscal. Desarrollo Económico, 43(170), 231–263. https://doi.org/10.2307/3455822

McManus, R. & Ozkan, F.G. (2015). On the Consequences of Pro-Cyclical Fiscal Policy. Fiscal Studies, 36(1), 29–50. https://www.jstor.org/stable/26604810 

Ocampo, J.A. (2011). Macroeconomía para el desarrollo: políticas anticíclicas y transformación productiva. Revista CEPAL, 104, 7–35. https://repositorio.cepal.org/handle/11362/11457 

Sturzenegger, F. & Werneck, R.L. (2006). Fiscal Federalism and Procyclical Spending: The Cases of Argentina and Brazil. Economica, 52, 151–194. https://ideas.repec.org/a/lap/journl/551.html 

Uña, G. & Bertello, N. (2007). Situación Fiscal y Fondo Anticíclico de la Ciudad de Buenos Aires: evolución y perspectivas. Fundación Konrad Adenauer. https://www.kas.de/c/document_library/get_file?uuid=e34fb748-c79d-2102-dd00-b719aae5ff3c&groupId=252038 

Vega, J.A., Ojeda, J.C.G. & Diblasi, J.V. (2018). Responsabilidad Fiscal: Evaluación del régimen en la Provincia de Mendoza (2005-2016). Actualidad Económica, 28(94), 3–20. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/acteconomica/article/view/20226 

Vegh, C.A. & Vuletin, G. (2014). The Road to Redemption: Policy Response to Crises in Latin America. IMF Economic Review, 62(4), 526–568. http://www.jstor.org/stable/43297891

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Ideas para el futuro Relaciones Internacionales

La situación energética local agravada por la invasión rusa a Ucrania

Por: Santiago Geoghegan

Panorama mundial

La invasión del ejército ruso a Ucrania ha traído graves consecuencias a nivel mundial de todo tipo, desde la violación de los derechos humanos más esenciales hasta la ruptura del orden político y económico global.  Uno de los quiebres más relevantes del sistema económico tiene como principal protagonista al sector energético. Esto se debe a que Rusia es uno de los mayores productores y exportadores de petróleo y gas natural del mundo. Para ser exactos, se encuentra en el tercer lugar como máximo productor de petróleo, por debajo de Estados Unidos y Arabia Saudita; segundo como el país con mayor producción de gas natural; y el primero como exportador de este último (Agencia Internacional de Energía [EIA], 2022). 

Los países europeos fueron los primeros en poner este hecho en el seno de las alertas mundiales, no sólo porque el conflicto traería consecuencias humanas y políticas devastadoras a nivel global, sino que la mayoría de estos son energéticamente dependientes del país ruso. En este sentido, en el 2021 el 80% de la matriz energética mundial estaba compuesta por el carbón (27%), petróleo (29%) y gas natural (24%) (Enerdata, 2022).

Es importante detallar esto, ya que, como mostraremos más adelante, las diferentes restricciones económicas impuestas a Rusia para despojarlo del sistema económico trajo como resultado la fuerte suba de los precios en los commodities y productos primarios.

El salto sin retorno

Ante la amenaza del Gobierno ruso de cortar los suministros de gas y petróleo a importantes países de la Unión Europea por oponerse a la invasión, los precios energéticos se dispararon por los aires, lo que derivó que en marzo el precio del gas natural aumentará un 144% (Bloomberg,  Marzo 2022). En el caso del petróleo crudo Brent, tuvo su pico más alto superando los 122 dólares por barril en junio de este año, representando un aumento del 74% respecto al precio promedio del año pasado (Statista, 2022). 

Este tipo de subas golpean directamente a la Industria y al desarrollo económico, debido a que el sistema energético es la base de la vida industrial a nivel mundial. Y que, en este punto, las consecuencias de la invasión y el cese de las exportaciones rusas a Europa han sido protagonistas del desequilibrio energético (luego de la pandemia por COVID-19). Según Statistical Review of World Energy realizado por BP, el 37% del gas utilizado por la Unión Europea proviene de Rusia, el 20% del carbón, y el 25% en 2021 (Statistical Review of World Energy, 2022).

Sabiendo que el 40% del gas natural en Europa proviene de Rusia, y el 25% del petróleo, el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, sostuvo en el foro global de energía en Sidney que “el mundo nunca ha sido testigo de una crisis energética tan grande en términos de su profundidad y complejidad”, agregando que “esta es una gran preocupación, y esto puede tener serias implicaciones para la economía global”. Es de suma importancia mencionar que los costos de la matriz energética puede generar un peso importante en las variaciones inflacionarias de los distintos países del mundo. En palabras de Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, “La energía ha sido el factor principal detrás del fuerte aumento de la inflación general de los precios al consumidor en la zona del euro”, sosteniendo que “entre abril y diciembre de 2021, la energía contribuyó, en promedio, más del 50% a la inflación medida por el IAPC” (Periódico de la Energía, 2022). 

Como vemos, las consecuencias derivadas de la invasión de Rusia a Ucrania afectan a gran parte del mundo, más a aquellos países que se oponen a esta maniobra ilegal y armada por parte del país invasor. Los mismos sufren un ajuste monumental en sus importaciones, generando así el alza de precios, debido a las alzas tarifarias del transporte y la producción, sumado a los efectos dramáticos de una economía recién salida de una crisis sanitaria como fue la del COVID-19.

Turbulencias argentinas

Si el mundo entró en una crisis inflacionaria y productiva, Argentina no iba a ser la excepción a la regla. La pregunta que intentaremos responder es la siguiente: ¿Cómo afecta la crisis energética mundial a la Argentina?

El mercado energético local posee en su seno a los hidrocarburos como la principal fuente energética del país, contemplando a fines del 2020 el 61% de la producción total. Esto quiere decir que, las subas de precios mundiales en este tipo de bienes primarios pueden causar ajustes en la economía local, lo cual fue lo que ocurrió y viene ocurriendo durante los últimos meses. El proceso inflacionario que atraviesa nuestro país es el más severo de los últimos treinta años, con una inflación proyectada superando los tres dígitos para fines de este año. Es relevante destacar esto, pues los precios de productos como alimentos, electrodomésticos, indumentaria y rodados están directamente condicionados por los precios provenientes del sector energético, ya que sin energía, la industria no funciona. Datos recientes publicados por el INDEC del mes de julio, muestran que la variación porcentual mensual en los precios de petróleo y gas comparados con el mismo mes del año pasado fue de casi el 50%, 48.6% para ser exactos, mientras que los derivados del petróleo variaron un 66% (INDEC, 2022). 

La principal causa de la abrupta subida en los precios de los hidrocarburos es que la producción local no puede cubrir la totalidad de demanda que requiere el mercado. La falta de inversiones durante reiterados años por problemas económicos y políticos llevaron al deterioro paulatino de la matriz energética productiva, teniendo así efectos negativos de insuficiencia, no llegando a un equilibrio entre oferta y demanda, lo que produce la dependencia internacional en el sector. Esto último refiere directamente a la posición Argentina dentro del mercado mundial de hidrocarburos, que con su dependencia atrae, en situación de crisis mundial, la salida extrema de dólares, desgastando la balanza comercial, para cubrir parte de la demanda. 

Según datos oficiales de IEA, el precio promedio de las compras del año 2022 fue de 28.82 USD/MMbtu mientras que en 2021 y 2020 fue de 8.33 y 2.96 USD/MMbtu respectivamente. Hablamos de una variación del 246.98% y 872.97% del precio. Las compras de GNL al mes de julio totalizan USD 2,884 millones por 41 cargamentos, cuando el año pasado se invirtieron USD 1100 millones por una cantidad algo inferior. Como consecuencia del deterioro de la producción, y la falta de respuesta a la demanda, agravado por el alza en los precios debido a la Guerra entre Rusia y Ucrania, la balanza comercial energética acumulada a junio de este año se encuentra 750% por debajo de la misma el año pasado. (Instituto Argentino de la Energía, 2022)

Crisis energética

La invasión rusa trajo desestabilidad económica, política y social a un mundo golpeado por una crisis sanitaria histórica. Las consecuencias de las decisiones del país ruso pusieron en jaque a la economía energética mundial y, así, al desarrollo productivo y a las industrias, debido a que sin un sector energético estable, no hay estructura económica viable.

La dependencia energética local ante la falta de respuestas de los distintos gobiernos en temas de inversión y acompañamiento para la mejora del sistema productivo e industrial puede fuertemente agravarse ante situaciones de crisis políticas profundas en el plano internacional. Esto afecta a toda la población local, llevando al desarrollo económico a niveles mínimos históricos, acompañados de una fuerte inflación por ajustes en los precios internacionales de los bienes primarios. Las cuentas fiscales si antes ya se encontraban en un desequilibrio monumental, gracias al alza de los precios energéticos, y sus consecuencias, ahora se hallan en un barril sin fondo sin soluciones.

Si bien ya los problemas estacionales energéticos locales se están disolviendo con el fin del invierno, no hay respuestas políticas y de carácter económicas para paliar el problema el año siguiente. Para que esto suceda, la matriz energética debe cambiar 180 grados y destinar su rumbo no a la dependencia internacional, sino al mejoramiento de la estructura económica que puedan atraer las suficientes inversiones como para generar estabilidad en el mercado local, y dar respuesta a las demandas del consumidor.

Bibliografía

Fernández, R. (9 de agosto de 2022). Precio medio anual del petróleo crudo Brent”. Statista. https://es.statista.com/estadisticas/635116/precio-medio-anual-del-petroleo-crudo-brent/

“Energía y clima mundial-Anuario Estadístico 2022”. Enerdata, 2022.

https://datos.enerdata.net/gas-natural/consumo-mundial.html

Roca, R. (11 de enero de 2022). “El BCE advierte que los altos precios de la energía generarán mayor inflación en Europa”. Periódico de la Energía. https://elperiodicodelaenergia.com/el-bce-advierte-que-los-altos-precios-de-la-energia-van-para-largo-y-generaran-mayor-inflacion-en-europa/

“Statistical review of World energy 2021”. BP. 2022

https://www.bp.com/en/global/corporate/energy-economics/statistical-review-of-world-energy/oil-gas-and-coal-trade.html

“Sistema de índices de precios mayoristas”. (Julio de 2022). Instituto Nacional de Estadística y Censo.

/https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ipm_08_229AAF32CBEC.pdf

Rojo, J. (Julio de 2022). “Informe de Tendencias Energéticas”. Instituto Argentino de la Energía.

https://www.iae.org.ar/wp-content/uploads/2022/08/Informe-de-tendencias-IAE-Mosconi.-Jul-2022.pdf

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Desarrollo Económico e Innovación Observatorio

Cadenas de Valor Agroalimentarias: una oportunidad para la economía argentina

Por: Florencia Carreño

A partir de la liberalización del mercado internacional en los años 70, se intensificaron los intercambios comerciales y financieros a nivel global. Esto representó una oportunidad de inserción para los diferentes países en el mercado internacional, aprovechando sus recursos y desarrollo económico productivo para integrarse en las cadenas agregadas de valor. El desafío fue y sigue siendo decidir en qué productos especializarse. La principal disyuntiva históricamente oscila entre el desarrollo de la industria manufacturera o del sector agroalimentario, también llamado primario.

El posicionamiento de un país en el comercio internacional puede comprenderse observando la composición de la matriz exportadora. Según los datos publicados por el INDEC, en el 2021 las exportaciones argentinas estuvieron compuestas principalmente por; productos vegetales (25,37%), productos de las industrias alimentarias (19,95%) y grasas y aceites animales y vegetales (11,16%).

Naturalmente, las condiciones geográficas de la gran mayoría de los países de América Latina favorecen la producción de este tipo de productos como la soja, el maíz y el trigo. Son estas ventajas comparativas naturales las que históricamente inclinaron la especialización de nuestro país agroexportador. 

Sin embargo, hoy en día esto no es solo debido a las condiciones nativas de nuestro territorio. A partir de los años 90 la productividad de las tierras pampeanas se vieron potenciadas por la inclusión del paquete tecnológico, introducido por grandes empresas multinacionales con insumos como; semillas transgénicas; sistemas de riego irrigado y nuevos fertilizantes, que permitieron también incorporar al sistema productivo tierras antes consideradas marginales, con menores dotes para la producción agrícola. Hoy en día el sector dista bastante de la concepción de que la agricultura está tecnológicamente rezagada, con escasa innovación y que no genera buenos ingresos para la población. 

Ahora bien, esta disyuntiva está en vista de la agenda del gobierno y el sector privado porque es a través de las exportaciones la forma en la que se registran ingresos de divisas, esenciales para sostener la importación de bienes, la credibilidad del tesoro nacional y la recurrente deuda externa. Es por eso que cualquier cambio que afecte este sistema, puede representar un giro vertiginoso en el sostén de las finanzas públicas y la disponibilidad de divisas en el mercado interno.
En el 2021 se registró un ingreso de 77.934 millones de dólares, mientras que las importaciones alcanzaron los 63.184 millones. El carácter de las importaciones también arroja una clave sobre la estructura productiva nacional. En el mismo informe del INDEC; para el 2021 se registraron niveles de importación mayormente compuestos por máquinas, aparatos, material eléctrico y sus partes (25,6%).

Es notable a primera vista la diferencia entre las ganancias que se podrían alcanzar siguiendo un esquema industrial especializado, como el de Alemania, en contrapartida del agroexportador de productos primarios debido a los precios y márgenes que ponderan ambos casos.

Aún así, por más de que el resultado en el presente año sea superavitario, no es lo suficientemente voluminoso como para resolver los problemas en agenda del Tesoro Nacional. La solución podría encontrarse en la disminución de los egresos de divisas o pagos de intereses de deuda o bien aumentar los ingresos de las mismas a través del canal comercial. 

La primera opción solo deterioraría la situación ya que renunciar al financiamiento y compra de insumos para la producción nacional significa profundizar aún más la brecha entre Argentina y los países con mayor avance en la escala del desarrollo en sus estructuras productivas.

Queda entonces la opción de aumentar los ingresos de dólares mediante exportaciones, que podría darse a través de un aumento de la producción agropecuaria, la cual se ha estado dando continuamente con las implementaciones tecnológicas mencionadas, o más bien cambiando la composición de la matriz. Sin duda, la opción más interesante para fortalecer la competitividad en el mercado internacional es la inserción de Argentina en las cadenas de valor agroalimentarias globales (CAA), integrando a su vez las diferentes regiones productivas interiores.

Estas cadenas son actividades coordinadas de producción y adición de valor necesarias para elaborar productos alimentarios de manera descentralizada en una escala internacional (FAO,2022). Si bien ya se registran casos de pequeñas empresas (PyMEs) que optaron por profundizar el desarrollo y sofisticación del valor agregado de sus productos, la oportunidad es aún incipiente para la totalidad de la economía. El objetivo es entonces modernizar, industrializar y desarrollar el procesamiento industrial de esta materia prima agrícola a través de variadas estrategias de diferenciación y mejoras de atributos como gusto, tamaño, refinamiento y certificados ambientales. Esto significa que es preferible exportar productos diferenciados con un mayor valor de elaboración que los commodities, insumos meramente direccionados a la producción industrial. Ejemplos de estos productos que permiten posicionarse mejor en el mercado son los aceites refinados, los vinos varietales (producidos con una sola variedad de uva), los productos orgánicos (snacks, congelados, dulces) y hasta incluso comidas kosher (Alvarado Ledesma, 2004).

Estos productos requieren un mayor procesamiento que solo la cosecha y empaquetado, como más bien se viene practicando hasta el momento, pero nos asegurarían un mayor ingreso de divisas fruto de una mayor demanda internacional de productos de calidad superlativa con mejor posicionamiento. Esta industrialización intermedia en las cadenas de valor agroalimentarias representa un esfuerzo y desafío para el escenario en el que nos encontramos, ya que se requiere un trabajo de integración regional continua e inversión constante en sus diversos eslabones.

Una de las características de las CAA es que tienen una importante cobertura geográfica nacional, y son un motor fundamental de equidad territorial (Bisang, 2015). El 74,6% de la actividad se encuentra concentrada en Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba y Entre Ríos. El objetivo es entonces superar esta heterogeneidad entre las distintas provincias, potenciando las economías regionales según sus características naturales. Según Eric Parrado, Economista en Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, un elemento muy importante y atractivo del sector de agronegocios es su capacidad de integrar  en  las  cadenas  de  valor  modernas  a  los  pequeños  productores,  muchos  de ellos de comunidades indígenas o de la agricultura familiar campesina.  Para ello se deben desarrollar y proveer las herramientas, insumos y maquinarias necesarias, además del sistema de transporte para asegurar la oferta en distintos centros de consumo y distribución. Se necesita tanto apoyo del sector privado como del público para coordinar la construcción de este nuevo sector.

Teniendo en cuenta que las cadenas de valor agroalimentario representan la mayoría de las exportaciones argentinas, esta es una oportunidad excelente para potenciar en el corto o mediano plazo los ingresos de divisas necesarios para sustentar el crecimiento y desarrollo de la estructura productiva. La opción más eficiente ya no es la transformación estructural hacia una industria manufacturera, sino que hay un escenario intermedio, que es la integración a las CAA mediante la tecnificación del sector agropecuario, que ofrece un futuro prometedor. Queda entonces pendiente, para el largo plazo, una futura industrialización y tecnificación profunda que permita fomentar el ingreso de divisas a través del descenso del peso en las importaciones en nuestra balanza comercial. Esto requeriría inicialmente de un mayor ingreso de divisas para financiar el crecimiento industrial, que serían alcanzadas a través del nuevo esquema coordinado con las CAA.

Bibliografía

  1. INDEC, Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2022, 18 agosto). INDEC – COMEX Argentina [Conjunto de datos]. https://comex.indec.gob.ar/_ga=2.195479724.1044412544.1660843591-530854430.1626364128#/products
  2.  ¿Qué es el desarrollo de cadenas de valor alimentarias sostenibles? (s. f.). FAO | Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Recuperado 18 de agosto de 2022, de https://www.fao.org/sustainable-food-valuechains/what-is-it/es/
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